Etapas

Hay etapas que se viven con tremenda intensidad, que nos movilizan tanto que suelen modificarnos varias facetas de la personalidad, debe tener que ver con esto de ir creciendo, mutando, conceptualizando… siendo.
Debo confesar que de estas etapas no he vivido muchas y claro, pasan, se terminan y naturalmente (sin planteárnoslo) capitalizamos lo mejor de ellas. Pero, porque la vida está llena de peros, pensamos: ¿qué le pasó al otro?, -si es que hubo otro que lo compartió- ¿qué le quedó al otro?, ¿qué capitalizó? Y obviamente viene la pregunta ¿le será válido lo recibido? o mejor ¿lo podrá valorar y seguir? ¿Fuimos claras a la hora de dar y llegó con la misma intensidad?.
Demasiados interrogantes para mi falta de respuestas… solo espero que sí, que seamos parte también de la modificación del otro, que nos quedemos para siempre en su vida no solo como un buen recuerdo sino como EL recuerdo, no solo como otra etapa, cosificadas, (esa de “una más y van…”), sino como LA etapa, EL momento de la vida en que alguien nos valoró tanto que nos hizo elevar y con la misma entereza un día nos dijo… Te dejo lo mejor de mí, lo que desees y me voy…