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Eteryum cuarta parte: ‘La profecía’

Publicado el 24 noviembre 2012 por Insomniofreak @InsomnioFreak

profecia

La profecía Efestion la hizo pasar al despacho, una sala enorme con grandes cristaleras y con todas las paredes cubiertas de libros en estanterías que llegaban hasta el techo. Enfrente de un ventanal que deba a los jardines, había un escritorio de madera y oro con algunos papeles y plumas, todo muy bien ordenado.

Efestion se sentó en una silla detrás del escritorio e invito a Silvana a sentarse en una de las dos sillas que había delante del escritorio. Ella se sentó también. Él se puso a mirar unos papeles y empezó a buscar algo en los cajones del escritorio. Cuando encontró lo que buscaba se lo dio a Silvana. Era un pergamino muy antiguo en el que apenas se distinguían las letras. Junto con el pergamino había un papel en el que ponía lo mismo que en el pergamino pero mucho más claro. Silvana creyó adivinar que se trataba de la lengua de los antiguos elfos, algo que ella no podía entender y mucho menos leer.

Cuando le preguntó a Efestion de qué se trataba, él le respondió que era la segunda parte de una profecía que un elfo había escrito mucho tiempo atrás. Silvana le pidió que le hablase de las profecías y Efestion comenzó su relato. Nunca se ha hecho mucho caso de las profecías, sin embargo la primera parte de esta se había cumplido a la perfección. En ella se describía cómo “El Señor Oscuro” se hacía con el mando de todas las tropas de las criaturas malvadas, y de cómo se convertiría en una amenaza para la paz y el equilibrio de Eteryum. La segunda parte decía, esta ya menos clara y específica, que “El Señor Oscuro” derrotaría y esclavizaría a todas las criaturas de la luz, anegando el mundo en unas tinieblas eternas, pero todavía había esperanza. Esperanza en una única persona, según la profecía. Decía que el descendiente directo de “El Señor Oscuro”, el cual vendría al mundo con una marca inconfundible de nacimiento, podría derrotarlo, pero que si fallaba, el mundo se convertiría en una sombra.

Efestion le explico que habían estado esperándola durante casi dos décadas, creían que ya no había esperanza, pues un espía informó a Krytion sobre la profecía y desde entonces mata a cualquier hijo suyo. “Cuando llegaste en manos de un mercader, y oímos tu historia, no estábamos seguros de qué pensar. Si te soy sincero, nunca nos imaginamos que el Descendiente fuera una mujer y menos una semielfa”- dijo Efestion, dando un matiz algo despectivo a la palabra “semielfa”. “¿Y qué se supone que tengo que hacer ahora?” “Nadie lo sabe todavía con certeza, por eso esta tarde he convocado una reunión con los representantes de cada raza y decidiremos lo que debes hacer.” “¿Debo asistir?” Efestion asintió y le indico que podría comer con él y su esposa para luego asistir a la reunión. Comieron en el salón del rey, un salón algo más pequeño que el real porque este se usaba para los reyes y algún invitado y el real se usaba para las grandes comidas con muchos invitados.

Silvana estaba muy nerviosa, había pasado de ser una simple aldeana a comer con los reyes del reino. Sentía la necesidad de hacerle muchas preguntas a Shantra sobre la hechicería pero no se atrevía. Shantra era una mujer muy bella, con cabellos dorados y sedosos que le caían en cascada sobre la espalda, una piel blanca e inmaculada y unos ojos de un azul profundo que parecían estudiar tu alma cada vez que te miraba. Vestía un sencillo vestido blanco con adornos de oro con grandes y anchas mangas y llevaba una fina diadema de oro y plata con rubíes, zafiros y diamantes engarzados que se entrelazaba con sus cabellos. Al igual que su marido, se le notaba sabia por los años pero al mismo tiempo joven y hermosa.


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