Nadav Kander
Todo es superficie, la de tu piel. Lo demás es oscuridad. Intentas atravesar los objetos, claro, y sólo ves la superficie. Bien, es el tacto, única herramienta del miedo, no cualquier miedo, el esencial, lo que nos define cada segundo. La profundidad es un invento terrible de los cobardes, decía el filósofo, el amigo de Wagner. Todo es superficie, la de tu mirada. Porque no hay nada más bello que lo efímero, lo que huye de nuestras manos, de nuestros ojos... ¡Y que sepan los dioses que su eternidad es una cruel amenaza para nuestros días! No deseamos nada más que esa superficie, la de tu piel. Aquí permanece todo ese infinito, el de tu calor antes de dormir. No deseamos nada más, no hay sitio para nada más en este viejo universo. Sabe el filósofo que los abismos son insondables, que el miedo es la luz de los días y que las palabras nos cobijan por misericordia.