El azar, a la hora de escoger una película en las estanterías de la biblioteca, no es corriente. Por eso, tengo que reconocer que cuando cogí "Euphoria" de Ivan Vyrypaev para verla una noche, fue fruto de una confusión. Gracias al título, visto de canto en las baldas, pensé que era "Europa" de Lars Von Trier: curioso error, y bendito, por otra parte. Porque, si la distribución de una película ya es un trabajo duro, seguro que lo es más cuando el realizador es un siberiano de 35 años: Ivan Vyripaev.
"El camino nítido del ciego"
Bueno, anécdota sosa aparte, conviene echar un ojo a la biografía de este realizador que vino del frío. Ivan Vyrypaev, nació en Irkutsk (la meta de la aventura de Miguel Strogoff) y formado en el teatro como actor y realizador. Alcanza el reconocimiento occidental en este arte -a pesar de su corta edad- y en 2006 dirige su primer largomentraje, el que hoy nos ocupa, "Euphoria".
Su experiencia en el mundo del teatro, en esta película, se ve en unos planos interiores muy bien compuestos, donde todo comunica una emoción. Incluso el esfuerzo se hace evidente en los múltiples planos generales que hace de los paisajes de Siberia. Y por esta autonomía, también, a la hora de utilizar el punto de vista se recrea con imágenes de naturaleza muy bellas.
Pero, además, la naturaleza juega un papel importante en este universo simbolista creado por Ivan Vyrypaev. La primera escena, por ejemplo, es clave en el desarrollo de la obra y de los personajes: un ciego recibe ayuda para montar en una motocicleta y correr por los caminos, frente a una bifurcación -por su minusvalía- sigue recto. A continuación, aparece Pavel, el protagonista masculino de la historia, que busca agitado a Vera, el personaje femenino de este relato de amor. Pavel, cuando localiza a Vera, no sabe qué hacer, y por eso la cuestiona de manera constante sobre qué va después de las miradas que se dirijieron en la boda de una amiga. Él es un hombre sin misión, que busca la acción que le personifique. En cambio, ella no tiene otro remedio que aceptar la que le fue asignada: está casada con Valeri y tiene una hija pequeña: Masha.
El sendero es el símbolo clave de la película, porque comunica una población con una gran dispersión de las familias, y también porque las tramas secundarias surgen en este espacio. Así, los personajes que están perdidos, a quienes de manera súbita les cambia la vida, se sientan a un lado del camino, y esperan. Pavel y Vera también pasan por esta escena, porque no saben cómo seguir con su vida. En esta tesitura, deciden tomar el control y romper con la sociedad: ellos toman un nuevo camino, más relajado, donde hay un espacio para su amor.
Ivan Vyrypaev escribe una obra maestra en 70 minutos, sin caer en la radicalidad de los experimental, pero sin cometer los errores sensibleros de las películas románticas. Una alegoría del amor como camino hacia algo nuevo.
Por suerte para los navarros, la película está en casi todos los Civivox de la comunidad. Así que no lo duden, y yerren más a menudo a la hora de coger la obra deseada.
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- Trailer Euphoria