Revista Talentos
Las aguas del canal eran hipnóticas y pedalear bajo la sombra de los castaños, mágico. Por eso no me sorprendió encontrar una rana haciendo autoestop. La llevé hasta una charca y dudé, pero me dio asco besarla. Muchos besos después sigo preguntándome si no dejé escapar a mi príncipe azul.