Evo y su entrevista del siglo

Publicado el 14 abril 2015 por Perropuka

Le juro que ganamos, Susanita (entrevistadora), sólo que por modestia no celebramos


El domingo por la noche, quince horas antes de que mi televisor colapsara, me sorprendí una vez más de la desbordante energía que atesora Su Excelencia. Como caído del cielo apareció fulgurante en el plató de televisión,el pelo le brillaba sedoso digno de anuncio y el traje se veía impecable como de altivo torero. Había toreado toda la tarde a sus ocasionales rivales en un partido de inauguración de un coliseo en Candelaria, municipio cochabambino, santuario de la mejor papa, dicen. 
Apenas había descansado el guerrero del arcoíris, como todos los guerreros, pues esa misma mañana de domingo llegaba en su nave invencible luego de haber participado en la Cumbre de las Américas de Panamá, icónica por un coqueto colibrí a modo de logo oficial y sobre todo por el histórico apretón de manos entre Obama y Raúl Castro. Según se creía, todos los compadres de la CELAC iban a abogar por la causa de Maduro -fingiendo indignación porque por debajo siguen con el businessvendiéndole frutas y rosas al imperio- y Evo Morales era uno de los llamados a arremeter contra las “inhumanas sanciones al pueblo digno de Venezuela y a su gobierno soberano, democráticamente elegido” y demás consignas trasnochadas que gustan esgrimir los gobiernos más autoritarios de la región. La causa del brutal Maduro fue opacada de inmediato por la llegada de Obama y el cuasi abrazo emocionado con el comandante Raulito. Como sea, el triunfo fue de Obama, que de toda su opaca administración solo se le recordará por haber hecho las paces con la dictadura cubana. Al contrario, S.E. está muy convencido, apelando a su lenguaje, de que ellos le doblaron el brazo al pérfido imperio. Cuestión de negocios, decía mi difunta abuelita. Lo saben los carcamales cubanos que ya sueñan con inversiones inmobiliarias en sus costas.

Destilando terribles verdades

De lo demás no se recuerda nada, salvo por el detalle que S. E. -según confesó visiblemente molesto- se sorprendió de que no se firmara ninguna declaración o documento oficial de la reunión, como se estila en estas juntuchas de presupuestos indecentes. Sírvase anotar, por ejemplo, que S.E. llevó una delegación oficial de un centenar de “representantes de los movimientos sociales” para que participaran de una cumbre paralela, cita acostumbrada de todos los antiimperialistas y nostálgicos del viejo comunismo que arreados de todo el continente gozan con los festivales en nombre de los desposeídos. 
A dos semanas de las Elecciones Subnacionales que, como todos sabemos, el oficialismo sufrió una clara derrota y sobre todo el caudillo de la revolución que había apostado personalmente por sus ahijados, ya que según él es su obligación acompañar a sus pupilos durante las campañas; por fin S.E. se dignó en dar la cara de manera oficial para ofrecer una explicación de los acontecimientos. Haciendo gala de una extraña clarividencia, nos regaló una vez más sus gestualidades de insigne estadista: por si no se habían enterado los malos bolivianos y los medios opositores que están ahí metiéndole caña para derribarlo, su partido (MAS) había ganado nuevamente a las claras. Apeló a las estadísticas, efectuando comparaciones con elecciones anteriores, señalando dónde había perdido terreno y dónde había avanzado sustancialmente. La gran mayoría de los municipios seguía teñida de azul. Hasta los correligionarios que cambiaron de camiseta para pugnar de manera independiente o en alianzas seguían siendo suyos. En suma, por poco no dio capote como nos dio a entender. De ahí que sorprenda que haya tardado tanto en aparecer. ¿Seguía festejando, acaso? ¿a qué se debía ese largo silencio?, interrogantes que desgraciadamente no se le ocurrió a la solemne entrevistadora, quizá muy sujeta a los hilos que desde la Vicepresidencia dirigen el programa. ¿Cómo qué Esta casa no es hotel ?…si hasta le tendieron la cama al amado líder para que tuviera una plácida entrevista. 

Nosotros los del Gobierno somos austeros, le faltó decir

Bastante aburrido por la previsibilidad del asunto, y luego de una hora de paciente atención apagué el aparato para reanudar la lectura que me había tenido atrapado toda esa tarde. Hay cosas mejores en esta vida. Aunque sean cosas del pasado. Hay vivencias que siguen estremeciendo como las de los supervivientes de Hiroshima. Y John Hersey hizo que valiera la pena desvelarse más de lo acostumbrado. Al dia siguiente apreté el telemando para oir noticias, apareció una delgada línea luminosa y el televisor no dio más. La terrible maldición del Évola, supongo.