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Vamos a pensar en que existe el alma inmortal, y voy a hablar sobre las posibilidades que surgirían entonces.
Voy a suponer que todas las personas tendrían alma. Pues parece, aunque no es seguro, que, o la tendríamos todos, o no la tendría nadie. Eso parece lo propio. Si todo el mundo la tiene, valen nuestros supuestos; y, si no la tiene nadie, nos da igual el tema.
Si el alma inmortal existe, hay dos opciones: Que tenga principio o no lo tenga (daremos por hecho que un alma inmortal no tiene final, pues otra consideración es absurda). Si no tiene principio, ¿de dónde viene? Si tiene principio, ¿cuál es?
Si el alma no tiene principio, y todos tenemos alma, el número de ellas no podría aumentar ni descender en ningún momento; pues no se crearían ni destruirían. Serían siempre “x” almas. Y, lógicamente, seríamos “x” personas. Pero la población del mundo varía. La única opción viable para que esta teoría fuese posible, es que hubiese un montón de almas “sin utilizar” (sin dueño, digamos), de forma que, aunque la población del mundo variase, aún tuviesen almas disponibles para los nuevos nacidos. Esto parece liar demasiado el tema. Las posibilidades de que exista un “depósito de almas” en alguna parte del cosmos deben ser muy pocas. Parece, que podemos desechar la teoría de las almas sin principio ni fin, sin un margen de error significativo.
Si hablásemos de que el alma tiene un principio, podríamos pensar en que se le concede a cada persona cuando nace. Pero este supuesto no facilita las cosas, sino que las complica bastante. ¿Quién se la concede? y, ¿en qué momento?¿Acaso cuando el espermatozoide pincha el óvulo? ¿Cuándo el feto desarrolla el sistema nervioso? ¿O bien cuando el bebé sale por la vagina de su madre, entre líquido amniótico y heces? No parece que ninguno de estos momentos, ni ningún otro, parezca propicio para que la persona reciba el nuevo alma. No parece viable que el alma se geste de forma biológica, ni que nos sea insuflado en ningún momento. No quiero entrar ahora en consideraciones del tipo "sucede en el bautizo", pues estaríamos hablando en otro campo distinto: el de la religión. Aquí tratamos el tema desde un punto de vista filosófico.
Dicho todo esto, parece que no existen más opciones. El alma inmortal no debe existir. Aunque, por supuesto, es una simple hipótesis; si bien más probable que cualquier otra, a mi humilde entender.
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