Esta pregunta, al igual que muchas otras, ha sido largamente respondida, con más o menos acierto. Lo importante a tener en cuenta es que el bien y el mal son relativos y, por ello, no se puede definir con exactitud ni lo uno ni lo otro.
Ahora bien, ante la pregunta que se plantea, se puede afirmar que el bien y el mal sí existen, pero no como realidades autónomas; sino como atributos de otras realidades. Es decir, que no existe "El Bien" ni "El Mal" como absolutos, pero sí "cosas buenas" y "cosas malas", siempre sujetas a la interpretación de las distintas percepciones de cada individuo.
La conclusión que sacamos de esta corta observación es muy concluyente: al hablar del Bien o del Mal como absolutos, estamos marginando los distintos conceptos que de ellos tengan las distintas culturas y, por tanto, caemos en una flagrante estrechez de miras. Es señal de apertura mental, el situarse, como diría Nietzsche, "más allá del Bien y del Mal"; y ser capaz de juzgar las cosas atendiendo al contexto que las envuelve y que las define realmente.
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