Uno camina por el pueblo, un pueblo de esos que son auténticos, salta a la vista el cariño con el que los vecinos cuidan su espacio, no habrá dinero para arreglar o pintar la fachada, para reparar el tejado, pero una nota de vida y color en el balcón que no falte, seguramente de la mano de una mujer.
Tomada en Hecho. Huesca