Falsos mitos que cuestan la vida

Publicado el 20 agosto 2012 por Mayte Leal @MayteLealRomero

Julia creció creyendo en aquellas cosas que papá y mamá creían. Mitos. Falsos mitos.

En su familia, como en todas las demás, existían unos valores y unas creencias  no escritas pero grabadas a fuego por cada uno de sus miembros. La lealtad a esa forma de pensar y ser era incuestionable.Sus padres habían heredado a su vez, un valor por encima de cualquier otro: la fortaleza de carácter, entendida como símbolo inequívoco de valentía y coraje. Si algo debían ser los Rivero, serían, admirados y admirables por su implacable carácter que los distinguiría del resto de los mortales (más débiles).

Había muchas maneras de abanderarse con ese estandarte heráldico, sin embargo  la más ambicionada por esta familia era la “dureza de carácter”. Quien se muestra serio, seco, duro en sus palabras, enigmático, solitario y amigo de nadie, será reverenciado por todos, admirado por su innegable “fortaleza de carácter”.

Se confundió el carácter con el mal genio.Y este mito fue creciendo con Julia.Siendo niña, aprendió de sus padres aquellos rasgos, caras y gestos que debían emanar con orgullo de su personita. Se esforzaba en parecer “dura” ante sus amigas de clase; la rebelde, la que ordena y no acata, la que dice lo que piensa alto y claro (pero no piensa lo que dice), la temible, la que se atreve, la que se esfuerza en ser…leal a los valores familiares.No tardaría mucho tiempo en suceder que Julia se convirtiera en una chica arisca, sin amigos, agriada, con un carácter de perros. Pero sí tardó toda su vida en comprender la trampa de un falso mito: que es falso. Por tanto, vivió y sufrió esforzándose en ser aquello que le habían grabado en sangre en su propia casa: “ponte seria, no expreses debilidad, desconfía de la gente, di siempre lo que pienses sin importarte nada ni nadie, hazte respetar pisando más fuerte. Admiración por tu fortaleza de carácter es lo que recibirás allá donde vayas. Desprecia al débil.”Y confundió, como lo hicieron antes sus honorables padres, que la fortaleza de carácter no es tener mal carácter.Tener mal genio, creerse siempre en posesión de la verdad y reivindicarse sin argumentos, sólo con un patético “Es que yo tengo carácter, y tú no” sólo la llevó al ostracismo social, al repudio, a la expulsión del grupo, a casarse con un maltrador de innegable “carácter”…y más tarde que temprano,  al alarido desgañitado y raquítico frente a los suyos...Los que un día le enseñaron a ser, con el tiempo la juzgaron: Es que  Julia tiene ese maldito carácter…