El suizo tiene como objetivo dejar atrás su decepcionante 2013
Parecía un año más. Un mes atrás, en noviembre de 2012, había jugado la final en el 02 Arena frente a Novak Djokovic con la oportunidad de ser Maestro por séptima vez en su carrera. Perdió el partido (76 75), pero el objetivo estaba cumplido. Federer finalizaba el curso como número dos del mundo y mantenía el nivel de competitividad con los mejores. Nadie pensaba en aquel momento que el nuevo año traería la época de mayores fracasos en la vida del genio suizo.
Un inicio discreto en resultados
Cada vez hay más sombras y menos luces
Por decisión propia, Federer decidió abrir el año por todo lo alto, con un Grand Slam. Sin apenas preparación previa y ningún partido en las piernas, el tetracampeón del torneo australiano se presentó en Melbourne con la ilusión de conseguir un nuevo 'Major'. Su camino se alargó hasta semifinales, donde Andy Murray, un escalón en el ránking por debajo de él, le apeó del Open de Australia (64 67 63 67 62).Los partidos a quinto sets cada vez son de mayor dificultad para el helvético y si es contra un jugador top, la victoria del suizo se vuelve incluso utópica. No le sentó bien esta derrota pues en los siguientes torneos tampoco daría muestra de mejora. En Rotterdam caería en cuartos ante Benneteau y en Dubai en semifinales ante Berdych. El territorio Masters 1000 no aportó cambio alguno. Nadal le despediría en cuartos de Indian Wells sin complicaciones (64 62) y el torneo de Miami no lo disputó. Pese a que los resultados ya eran mediocres para tratarse de Roger Federer, lo que venía por delante iba a ser mucho peor.
El mismo patrón sobre tierra batidaDos Masters 1000 para aclimatarse al polvo de ladrillo y ganar confianza para ganar Roland Garros. Esto pensaría el bueno de Roger cuando resolvió su calendario a principio de año. Dejar fuera de su lista el torneo de Montecarlo es algo ya habitual, con lo que aquí no había sorpresas. En Madrid una de cal y otra de arena. Superó la segunda ronda para caer estrepitosamente en octavos ante el japonés Nishikori (64 16 62). Recordamos que Federer defendía su título de 'príncipe azul' en la capital de España. En Roma fue mejor (no era difícil). El suizo lograba su primera final del año y la jugaría contra su bestia negra, Rafa Nadal. El resultado no deja lugar ni para el debate: 61 63, una de las cinco finales más cortas de todo el año. Extraño tratándose de la rivalidad más espectacular que ha dado el tenis.
La tierra batida y Federer nunca hicieron buenas migas
La tierra parisina hizo acto de presencia con un Federer intermitente capaz de lo mejor y de lo peor. Finalmente, fue lo peor. Tras dejar en el camino a Benneteau y Simon, el genio suizo no pudo rematar al tercer francés consecutivo, hecho que le dio un respiro al público de Roland Garros. Sufrió una severa derrota ante Jo-Wilfried Tsonga en cuartos de final (75 63 63) en la que el francés no le dejó anotarse ni siquiera un set. Vuelta al hotel, hacer las maletas y rumbo a Londres. Había transcurrido ya media temporada y los números eran devastadores: una final, cero títulos. Wimbledon era el torneo, el lugar donde todo iba a cambiar, el punto de inflexión. Allí donde justo hacía un año había logrado su 17º Grand Slam y recuperado el número uno. Allí mismo iba a llegar la decepción más dolorosa de sus catorce años como profesional.Su único título y su gran decepción
La única sonrisa de Roger en toda la temporada
Antes de tocar fondo, había que tocar el cielo. En la hierba de Halle, Federer consiguió el que iba a ser su único título de la temporada. Por supuesto, no sin una dosis de angustia en una final que tuvo que remontar al ruso Mikhail Youzhny (67 63 64). Con la marca de hexacampeón en el Gerry Weber Open, las sensaciones respecto a Wimbledon eran diferentes, había vuelto la confianza. La hierba había venido al rescate de suizo, superficie predilecta de 'King Roger', y con el impulso de la primera corona del curso, se viajó con mucha ilusión a Inglaterra.Hanescu para empezar, un clásico en primeras rondas. Como clásica fue la paliza que le regaló el de Basilea (63 62 60). La siguiente piedra de toque, otro 'caramelo', Sergiy Stakhovsky (número 116 del mundo). No sabía el ucraniano que, la mañana siguiente de su partido contra Roger, iba a ser portada de todos los periódicos. Liquidado en segunda ronda de Wimbledon ante un desconocido (67 76 75 76), en 'La Catedral' del tenis y ante el público que más veces le ha visto ganar. Nueve años habían pasado desde la última vez que Federer caía en un Grand Slam tan temprano, es decir, 36 participaciones corridas en cuartos de final de Grand Slam, desde Wimbledon 2004.
Llegaron las críticas, los artículos apocalípticos, las riñas con su entrenador, los problemas físicos, pero por encima de todo, la falta de tenis. Primero la escasez de rodaje, y después del nivel de sus partidos. La continuidad del 'Expreso Suizo' estaba en entredicho y algunos ya hablaban de una posible retirada. No era la primera vez que nos encontrábamos ante esta tesitura.
Eliminado en Wimbledon en 2R ante el nº116 del ránking
Las semanas posteriores fueron más lamentables aún si cabe. En su desesperada búsqueda de encontrar el culpable a sus malas actuaciones, acabó llevándose la peor parte su compañera de viaje más fiel: la raqueta.El de Basilea decidió probar una nueva arma, ensanchando la zona de la cabeza con la intención de perder en agresividad pero ganar en consistencia y seguridad. Hamburgo y Gstaad fueron los territorios escogidos por el ex número uno para examinar el nuevo aparato. Delbonis en semifinales y Brands en segunda ronda. El nº114 del mundo y el nº55 fueron esta vez los verdugos de un Federer al quien se le comía la tierra. La tierra, la hierba y el cemento. Un quiero y no puedo que se sumó a unas dolencias en su espalda que, para añadir más dramatismo, no se cuidaron correctamente.
Ninguna final de Grand SlamEl tenis, si algo tiene bueno, es que cada semana tienes la oportunidad de empezar de nuevo desde cero. Un nuevo país, un nuevo torneo y un nuevo objetivo. Ya no importa lo que hiciste la semana anterior. El Us Open se divisaba en el horizonte como el juicio final de un Federer que buscaba resultados inmediatos sin antes detenerse a resolver los problemas existentes. Antes de viajar a la Gran Manzana tocaba hacer escala por el territorio Masters 1000. Por Montreal se tomó vacaciones y en Cincinnati se presentó para caer eliminado en cuartos, como pasara en Indian Wells, ante Rafa Nadal (57 64 63). El helvético plantó cara al balear pero cuando el partido se acercó a los momentos decisivos, la balanza es injusta con el 99% de tenistas. Siempre cae del lado del español.
Cada rueda de prensa era un martirio para el helvético
La única manera de tapar sus malos resultados desde enero hasta agosto era hacer un buen papel en Flushing Meadows. En 2011 cerró su primera temporada sin ganar un Grand Slam desde aquel 2003 donde se coronó en Wimbledon con 23 años. Esta vez el récord se iba a engordar porque en 2013 no solo no iba a ganar ningún 'Major', sino que tampoco iba a jugar ninguna de las cuatro grandes finales. Su azote iba a ser Robredo, en octavos de final y sin ceder un set (76 63 64). Adiós al Us Open ante un jugador que jamás le había derrotado. Si se lo cuentan al bueno de Tommy antes de viajar a EEUU se echa a reír. Roger se quedaba sin llegar al menos a una final de Grand Slam por primera vez desde 2002.
Tantos malos resultados tenían que afectar de manera directa al ránking. Y así fue. De empezar el año como nº2, a salirse del top5 diez años después, y a recalar en el séptimo peldaño mundial, su peor registro desde la temporada 2001. Los disgustos se acumulaban y la reacción no llegaba. Se acababan las ideas y las oportunidades de darle la vuelta a la tortilla.
Buenas sensaciones, pero demasiado tardeLa última parte de la temporada sólo podía ir hacia arriba. Aún así empezó siguiendo la hoja de ruta de todo el año. Masters de Shanghai, octavos de final, enfrente Gael Monfils (recién salido de la enfermería tras cinco meses de lesión). ¿Qué pasó? Que otra vez reventaron las casas de apuestas. Derrota desesperante después de tener el partido en la mano (64 67 63) y otro capítulo negro para archivar. Quedaban tres citas, aseguradas solamente dos. Jamás durante el reinado de Roger Federer en el deporte de la raqueta había llegado a octubre sin clasificarse para la última cita del año, la Copa de Maestros. Esta vez no solo no lo estaba, sino que su lugar entre los ocho mejores pendía de un hilo. Ver para creer.
La calidad nunca se llega a perder del todo
Su segunda final del año, en Basilea ante Del Potro, le acercaría un poco más a su objetivo. El de Tandil le volvió a arrebatar el título de su país un año después (76 26 64) y dejarlo en evidencia por enésima vez ante jugadores del top 10. En el Masters de París se vengaría Roger del argentino en cuartos pero cedería en semifinales ante Novak Djokovic (46 63 62), que venía en moto tras una racha de triunfos desde que perdiera la final del Us Open. Aquel resultado fue suficiente para firmar su presencia en el 02 Arena de Londres como séptimo clasificado. Ahora sí, la última bala en la recámara.El grupo no fue fácil. El suizo se deshizo de Del Potro (tercer enfrentamiento en tres semanas), también de Gasquet, pero se desvaneció ante Djokovic (como en París). Quedar segundo de grupo lo emparejó en semifinales con Nadal, quien ya le había vencido en tres ocasiones durante el curso. La película se repitió bajo el mismo guión en la Copa de Maestros. Federer sucumbió (75 63) y se despidió del 2013 con las mejores sensaciones posibles. El juego había mejorado, el físico estaba de vuelta y volvía a mirar a los jugadores top de tú a tú, sin miedo a nada y con la ilusión recargada para el próximo año. Lo único que faltaba eran las victorias. La actitud, según el propio Federer, la mantiene intacta.
El peor de los mejoresAlgunos dirán que es el físico, otros dirán que la superficie, otros que la motivación, incluso algún loco se atreverá a manifestar que sólo sigue en el circuito por motivos económicos. Pero las razones del bajón de rendimiento de Federer son mucho más simples y elementales. Concretamente son dos:
1] El suizo tiene 32 años. Con esta misma edad ya se habían retirado Sampras, Becker, Edberg, Borg o Courier. Algunos de ellos después de arrastrarse durante algunos años sin pena ni gloria. Es ley de vida, todo lo que empieza, acaba. Todo lo que sube, baja. El de Basilea se encuentra en una época en la que ya solo puede "empeorar" los números que ha implantado durante estos diez años. El objetivo es hacer la caída lo menos dolorosa posible.
Roger cedió ante Rafa en sus cuatro enfrentamientos
2] El nivel de los de arriba es "extraterrestre". Djokovic, Nadal, Murray, Del Potro, Ferrer... son rivales dificilísimos de batir en cualquier superficie y en cualquier fecha del calendario. Por mucho que se trate de Roger Federer y pueda ganar partidos estando al 50%, para batir al top10, o estás impecable de forma y tenis, o lo más segura es que te vuelvas a tu casa. Ya si nos centramos en jugadores como Rafa o Nole, necesitas además tener el día y una dosis de suerte. Por supuesto, una mente maravillosa. En resumidas cuentas, o rozas la perfección o no hace falta que te presentes a este tipo de partidos. Muestra de ello es el bagaje del helvético durante el año frente al top10. El resultado refleja la dura realidad: 4-10. Ampliamos un poco más:- 0/4 vs Rafa Nadal [QF Indian Wells, F Roma, QF Cincinnati, SF Copa Masters]
- 0/2 vs Novak Djokovic [SF París, RR Copa Masters]
- 0/1 vs Andy Murray [SF Open Australia]
- 0/1 vs Tomas Berdych [QF Dubai]
- 1/1 vs Jo-Wilfried Tsonga [QF Open Australia ... QF Roland Garros]
- 2/1 vs J.Martín Del Potro [QF París, RR Copa Masters ... F Basilea]
- 1/0 vs Richard Gasquet [RR Copa Masters]
En sus manos (y en su mente) está demostrar que aún queda Federer para rato