¡Feliz 2010!
Publicado el 19 julio 2010 por Encantada
Este año lo hemos empezado haciendo un rito en compañía de unas amigas. Cada una ha ido escribiendo en varios papelitos algunas de las cosas que han marcado su 2009 y de las que se quisiera deshacer, y después hemos ido quemándolos por turnos.
Al principio yo no las tenía todas conmigo, porque me dan bastante miedo las velas y mucho más quemar cosas con ellas, y también porque todo lo que se me ocurría dejar atrás se parecía demasiado a los típicos propósitos de año nuevo: el estrés, no hacer ejercicio, las cosas feas que me digo… Es decir, lo mismo de lo que llevo intentando deshacerme desde hace no me acuerdo cuántos años. Y no es que no lo vaya consiguiendo poco a poco, a mi ritmo (que es un ritmo bastante lento, por cierto); pero precisamente por eso no me animaba a darle un empujoncito ritual, pues no veía la diferencia entre eso y lo que hago cada enero.
Sin embargo, a medida que mi novia y mis amigas fueron quemando sus papeles, me fui dando cuenta de que nuestro rito tenía una gran importancia simbólica. No es que por escribir una cosa en un papel y quemarlo esta fuera a desaparecer; pero el mero hecho de escribirla, de decirla en alto, de compartirla y de verla arder, se asemejaba bastante a una catarsis teatral. De pronto, todas comprendimos cuáles eran nuestros puntos débiles, qué nos había estado haciendo sufrir y contra qué debíamos luchar. Más que dar por finalizada la batalla, acabábamos de declararles la guerra.
En mi caso, he cobrado conciencia de que, desde hace unos años, en mi interior ha ido creciendo un enemigo nuevo que no existía con anterioridad: el miedo. Un miedo sin referente concreto, o mejor, con tantísimas posibilidades que termina abarcándolo todo. Un miedo a que ocurran cosas terribles como las que ya me han ocurrido, cosas que tienen lugar sin previo aviso, repentinas, y que te vuelven la vida del revés sin que te dé tiempo a rebelarte. Un miedo que me paraliza, que ahoga mi optimismo y esperanza (que son mi escudo y mi espada), que me quiere quieta, escondida, vuelta sobre mí misma y sin capacidad para hacer, sentir, pensar o decir nada.
Y el camino está claro: para superar los miedos hay que enfrentarse a ellos. Así que ya tengo tarea para el 2010.
Encantada.
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