Se acaba el año. Estoy a cuatro sesiones (tres aviones, dos AVEs y un coche de alquiler) de empezar las vacaciones de Navidad. Desde hace unos días todo lo que nos rodea nos invita a la reflexión, a la amistad y a querer convertirnos en mejores personas. Y eso es muy bueno, pero ¿por qué no hacemos de cada día del resto del año un "día de Navidad"?.
Cuentan que un ejecutivo dormía en un hotel de Nueva York un par de días antes de Nochebuena. En sueños se le apareció un ángel y le dijo: "Te traigo una buena noticia: esta Navidad el Señor Jesús irá a visitar tu casa".
El hombre quedó entusiasmado. No era muy religioso, pero lo consideró como un milagro. Volvió rápidamente a su casa y con su mujer empezaron todos los preparativos para acoger a Jesús en su hogar. Encargó fantásticos alimentos, dulces especiales y los mejores vinos.
Por la noche mientras se afanaban en decorar el salón sonó el timbre de la casa. Eran dos monjas ancianas que pedían ayuda para las labores de caridad que realizaban en su monasterio.
- "¿Pero esta es hora de molestar? Vuelvan otro día -respondió el hombre- Ahora estoy ocupado con la preparación de una importante visita".
A la mañana siguiente, el día de Nochebuena, uno de sus colaboradores le pidió un hueco en su agenda para verle. Quería comentarle un asunto personal importante.
- "No va poder ser. Estoy sumamente ocupado con una visita que está a punto de llegar y es imposible atenderte. Ya hablaremos después de Navidad".
En el camino de vuelta a casa desde la oficina, encontró en el arcén un coche averiado y una madre de familia con dos niños intentando en vano cambiar una rueda pinchada. Pero no se detuvo. Aceleró para alejarse lo antes posible de allí. "Tengo que llegar pronto a casa para la cena. Yo no soy un taller mecánico, me voy a ensuciar mucho. Seguro que saben buscarse la vida".
Una vez en casa sirvieron la cena y esperaron la llegada de Jesús tomando unos cócteles. Pero Jesús no llegaba. Toda la familia emocionada esperando la ilustre visita y sin embargo pasaban las horas y Jesús no aparecía.
Cansados de esperar, decepcionados y pasada la media noche se fueron a dormir. A la mañana siguiente, al despertar, el ejecutivo se encontró de frente con otro ángel.
- "¿Un ángel puede mentir?" le gritó "Lo preparé todo con esmero, esperamos toda la noche y Jesús no apareció. ¿Por qué me gastaste esa broma?"
- "Yo no te mentí. Fuiste tú el que no tuvo ojos para ver. Jesús estuvo aquí tres veces, en la persona de las monjas, de tu compañero de trabajo y de la familia del coche averiado, pero tú no fuiste capaz de reconocerlo y de acogerlo".
Ojala este nuevo año 2011 seamos capaces de ver al Niño Jesús mismo, en cada una de las personas que nos rodean. Seguro que así conseguimos un año fantástico.
Del 25 al 30 de Diciembre caminaré con mi hijo Alvaro los últimos 115 kilómetros del Camino de Santiago. No dudes que te llevaré en la mochila hasta los pies mismos del Apóstol Santo. Aquí podrás seguir nuestra peregrinación.
Feliz Navidad y mis mejores deseos para el año próximo. Nos volveremos a encontrar el 14 de Enero.