Para mí, este año ha empezado bastante bien. Después de pasarme un verano de vacaciones con mi ansiedad, agradezco tener algo de lo que preocuparme además de mis propios asuntos. Por otro lado, tengo la suerte de que mis alumnos me dan siempre un recibimiento muy cariñoso: se nota que tienen ganas de volver a las clases, aunque sólo sea para perder de vista a sus padres.
Este curso, como todos, tengo una lista de buenos propósitos; sin embargo, uno destaca por encima del resto: mis ganas de tranquilidad. Me gustaría centrarme en pocas cosas para poder tener la sensación de que las hago bien, quisiera ir con calma para que no se me pasen las verdaderas oportunidades de ayudar, prefiero limar el trabajo hecho hasta ahora que embarcarme en nuevos proyectos. El año pasado fue una locura, este verano lo he pagado con creces y por nada del mundo estoy dispuesta a repetir el error.
Septiembre es un mes de muchísimo trabajo, pero yo disfruto con lo que hago y tengo muchas ganas de hacerlo lo mejor que sé.
¡Encantada de volver!