FELLINI POR FELLINI de Federico Fellini (Editorial Fundamentos)

Fellini por Fellini nos aproxima al cine del maestro italiano. Se trata de una recopilación de 20 textos con los que nos cuenta anécdotas interesantes de los rodajes o de su propia vida. Unos textos son más interesantes que otros. Algunos son deliciosos; pienso por ejemplo en los cuatro capítulos que son misceláneas. En ellos Fellini nos define cuál es su concepción del cine, sus líneas estilísticas, sus influencias, sus objetivos ocultos o algunos rasgos característicos de su personalidad. En el capítulo Miscelánea I dice los siguiente:

Me gusta estar a solas conmigo mismo, reflexionar. Pero únicamente sé estar solo rodeado de gente. No puede reflexionar adecuadamente si no estoy acosado, ajetreado, lleno de dificultades, con asuntos que solucionar, problemas que resolver, fieras que domesticar.

O algo más extraño para un cineasta:

No voy casi nunca al cine. A veces entro en uno, veo un trozo de película y luego me salgo. No oigo jamás la radio. Ni miro nunca la televisión. No he visto en toda mi vida un partido de fútbol. No me gusta las recepciones. No me gusta la conversación.

En el punto 29 de la Miscelánea I, dice algo muy interesante que a mi juicio representa la piedra angular de sus creaciones. Me refiero a esa proyección metafísica trascendental que tienen sus encuadres, sus guiones, sus escenas. Dice a este respecto lo siguiente:

Lo único que quiero saber es: ¿Por qué estoy aquí?, ¿Qué es mi vida?. Fuera de mi trabajo no estoy seguro de nada. Cuanto más viejo me hago menos sé. No sigo un método determinado de trabajo o de vida. Simplemente vivo. Simplemente hago cosas.

En la Miscelánea II nos habla de su manera de concebir su cine. Afirma que el cine se parece mucho a un circo, que tiene mucho de espectáculo y que de ésta concepción emana su profunda admiración hacia Ingmar Bergman de quien dice que es un verdadero hombre de espectáculo. En relación a esto dice textualmente lo que sigue:

Es posible que si el cie no hubiese existido, si no hubiera conocido a Rossllini y si el circo continuase siendo un espectáculo de cierta actualidad, me hubiera gustado mucho ser director de un gran circo, pues es exactamente una mezcla de técnica, precisión e improvisación. [...]

El cine era en sus orígenes un fenómeno de feria y todavía me parece un poco así. [...]

El cine-mentira es siempre más interesante que la verdad. Es el alma de todo espectáculo y a mí me gusta el espectáculo.

También nos habla de las condiciones de trabajo en el rodaje, de la gente de la que le gusta rodearse para trabajar a gusto. Dice esto:

Para trabajar necesito crear una complicidad total y tengo que sentir hacia mis colaboradores un sentimiento de completa amistad; debemos tener aventuras juntos, amigos comunes, recuerdos.

En otro punto nos indica su criterio para seleccionar al elenco de actores de una película. Su tenor literal es el siguiente:

Busco rostros expresivos, llenos de carácter, rostros que lo dicen todo por sí mismos tan pronto como aparecen en la pantalla. [...]

...cuando busco los intérpretes para este papel y empiezan a desfilar por delante de mi mesa actores, comparsas, personas que han leído el anuncio del periódico y vienen a que los vea, me dejo influenciar auténticamente por lo que es la viva realidad de esa gente, por el soplo de humanidad que me aporta su presencia.

Me pareció muy llamativa la poca importancia que Federico Fellini concede a los diálogos, prefiere otros aspectos distintos como la iluminación, el decorado, o los objetos. Por eso entiendo que para ver una pelicula de Fellini más que nunca es preciso descifrar el lenguaje oculto que encierran estos decorados, encuadres, objetos o la iluminación. En relación a ello dice lo siguiente:

Los diálogos no son importantes para mí. La función del diálogo es puramente informativa. Pienso que es mucho mejor utilizar en el cine otros elementos, como la iluminación, los objetos, el decorado en el que se desarrolla la acción, que están mucho más lleno de expresión que páginas y páginas de diálogos. El efecto sonoro debe tener por finalidad subrayar la imagen.

En el capítulo titulado Miscelánea III: No veo una línea divisoria entre imaginación y realidad; dice acerca de sus películas que con ellas no pretende sugerir soluciones o métodos, pues no propone ideologías y por tanto se limita a ser algo así como un mero notario de la realidad.

No soy un autor de tipo "terapeútico", en mis películas no sugiero soluciones, métodos, no propongo ideologías, me limito a ser testigo de lo que me sucede, a interpretar y expresar la realidad que me rodea.

Incardinado como está Fellini en la senda estilística del llamado "neorrealismo italiano", dice a este respecto lo siguiente:

El neorrealismo es para mí una forma de ver la realidad sin ningún prejuicio, sin que intervengan convencionalismos, colocándose delante de ella sin ideas preconcebidas (...) mirándola de un modo honesto, sea cual fuere la realidad no sólo la social, sino también la espiritual, la metafísica, todo lo que hay en el interior del hombre. Cuando cuento la historia de ciertas personas siempre intento mostrar alguna verdad.

Pero quizá lo más importante de este libro, sin duda interesante, es que a lo largo de su lectura uno acaba por ver los rasgos esenciales de la personalidad de Federico Fellini. Se ve a un hombre enérgico, con carácter fuerte, con fuerte personalidad, sensible e inteligente, culto, jovial y juerguista. Esto es lo que veo pero sin duda cada lector podrá sacar sus propias conclusiones cuando pase las páginas de un libro que tiene muchos textos prescindibles pero que tiene otros que deshacen los labios, como una miel reciente, como un beso francés, o como una película de Fellini.

ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS