Revista Diario

Fenómeno paranormal

Publicado el 30 julio 2012 por Miguelmerino

 

Antes que nada, quiero aclarar que esta entrada no es ficción. Es absolutamente real. Me ocurrió a mí, no me lo han contado y los que me conocen saben que no soy nada propenso a creer en estas cosas, más allá de reconocer que hay cosas que se escapan a nuestra capacidad de comprensión y hasta ahí. Todas las demás zarandajas pueden estar muy bien para contar una bonita historia y poco más. Bueno al lío, que empiezo con los circunloquios y se me duerme el personal.

El pasado viernes, me entregaron en mi domicilio un paquete de la compañía telefónica Orange de naranja. Se trataba de un modem para el ordenador, ya que salí corriendo de Inmovistar, antes Timofónica,  y me vine a Orange de naranja, más que nada para darle la oportunidad a otra compañía de tomarme el pelo, no veo porque los de Inmovistar van a tener la exclusiva. 

Como quiera que llevaba tres días sin poderme conectar en casa, pues la portabilidad fue más rápida que Correos si podéis, abrí el paquete como si fuera seis de enero, es decir, rompiendo todo con desesperación, y empecé con la instalación. Conecté todos los cables que me decían que conectara, encendí el “parato” e introduje el CD de instalación en la ranura que mi PC tiene a tal efecto (¡toma frase bonita y bien elaborada!). Fui pasando pantallas eligiendo las opciones que el programa me proponía hasta que llegó la que siempre aparece, aquella para la que no te propone ninguna opción sino que tienes que dársela tú a palo seco:

NOMBRE DE USUARIO:  

CONTRASEÑA:

(El nombre de usuario y la contraseña los encontrará en la carta adjunta que le hemos enviado adjunta al modem)

¿Adivinan? No hay carta adjunta adjuntada al modem. Revolví la caja, la bolsa en que venía, que ya había tirado a la basura, miré por el suelo de toda la casa y por supuesto de la carta adjunta, nada de nada, ni de la adjunta ni de la titular (atención, ha sido un chiste). Fíjense si estaba desesperado, que no se me ocurrió otra cosa que llamar al servicio de Atención al cliente de Orange de naranja.

- Ha contactado usted con el servicio de Atención al cliente de Orange de naranja. Si quiere que no le resolvamos nada de su factura, pulse 1; si quiere que nos riamos juntos de su contrato de permanencia pulse 2; si quiere una pizza familiar pulse 3; …

… Si quiere que le tome el pelo el servicio técnico pulse 3568,12.

Ese era el mío. Marqué el 3658,12 y una voz dulce, con acento de allende los mares me dijo:

- Me llamo Luz Divina ¿En qué puedo ayudarle?

- Pues mire señorita. Me llamo Miguel y resulta que estoy instalando mi nuevo modem de Orange de naranja, que me acabo de venir con Orange de naranja sólo por el puro placer de hablar con usted, y  mire por donde que me pide unos datos que deben venir en una carta adjunta, cuya carta que no veo por ningún  lado, pero que seguro que se me ha perdido a mí, porque soy un patoso, que ustedes es imposible que digan que mandan una carta adjunta y no la adjunten y claro…

- Disculpe don Miguel, dígame el número del teléfono fijo para el que va destinado el modem.

- El número es: 5555 45 45 45 (siempre he querido hacer como en las películas americanas y dar un número con montón de cincos).

- Tome nota don Miguel, su nombre de usuario es: Nosepuedesermastorpeporfavor y la contraseña: raíz cuadrada de pi multiplicado por el cuadrado de la hipotenusa elevado al cielo.

Como soy de números, enseguida calculé, introduje la contraseña, pulsé siguiente en la pantalla, ¡Et voilá! ¡Helo ahí! en el idioma de Cervantes.

INSTALACIÓN FINALIZADA CON ÉXITO

Abrí el explorador y ahí estaba, navegando por la red a velocidad de vértigo, bueno a menos de tres megas, pero a mí me pareció supersónico.

Les juro que la Luz Divina de mis amores me resolvió el problema en 20 nanosegundos. Embargado por la emoción, le agradecí su eficacia y por primera vez en mi vida, me esperé a que me hicieran la encuesta de satisfacción. Le pegué cuatro dieces como cuatro soles y dos besos en la boca, estos imaginarios pero no menos sinceros, y estuve flotando por la casa alrededor de dos horas.

Prometo por mi honor, que todo lo que he contado es cierto. Si hay que dejar constancia mediante acta notarial, se deja. He llamado a un número de Atención al cliente de una compañía telefónica y no sólo conseguí hablar más o menos rápido con una operadora, sino que encima, me resolvió el problema en escasos segundos.

Se ha abierto una brecha en mi proverbial escepticismo.


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