Fidel, girasoles, aura soleada

Publicado el 28 noviembre 2016 por Ptolomeo1

La noticia trascendió todas las fronteras y no hubo quien permaneciera indiferente: a las 10.29 horas del 25 de noviembre Fidel Alejandro Castro Ruz, 90 años, cumplió el destino inexorable de todos los mortales. El cementerio de Santa Ifigenia, sito en su provincia natal de Santiago de Cuba, alojará sus cenizas: allí se encuentra también el poeta de los poetas cubanos, José Martí.

Había nacido el 13 de agosto de 1926 en Birán, tercero entre siete hermanos fruto de la relación entre un español y una cubana de pura cepa, que no habrían de contraer matrimonio hasta varios años después. Los sacerdotes jesuitas, pese al pecado de los padres, se encargaron de su educación hasta que el progreso de la hacienda de su progenitor determinó la mudanza a La Habana, donde el joven Fidel continuó destacándose como estudiante brillante en los claustros de la facultad de Derecho.

Eran épocas complejas en la convulsionada América Central, donde Rafael Trujillo gobernaba con mano de hierro República Dominicana y el Bogotazo teñía de violencia y sangre las calles de Colombia. Con la determinación que habría de ser su marca personal, el vehemente Fidel participó de un frustrado intento para derrocar al dictador dominicano, cometido que sólo sería factible en 1961 y por razones ajenas al cubano, luego del brutal asesinato de las hermanas Mirabal.

La participación en política comenzó en la vida universitaria y con sólo 26 años ya había logrado una candidatura por el Partido Ortodoxo para las elecciones que se llevarían a cabo en 1952. Pero ese mismo año Fulgencio Batista, un oscuro sargento del ejército, habría de reproducir en Cuba la malsana costumbre latinoamericana del golpe de estado. La resistencia a la dictadura determinaría su posterior encarcelamiento y exilio a México, donde se produjo el encuentro con el guerrillero más emblemático de todos los tiempos: el Comandante Che Guevara.

Los años que siguieron forjaron el mito: Fidel y el desembardo del Granma, Fidel y la guerrilla en Sierra Maestra, Fidel y la derrota de Batista… La estampa poderosa y la oratoria interminable también configuraron potentes armas de seducción: la leyenda le atribuyó extensa e indeterminada lista de conquistas, desde una espía alemana hasta una dama burguesa, desde una cantante de boleros hasta una integrante del servicio secreto cubano, según consignara en un libro Juan Reinaldo Sanchez, guardaespaldas durante 17 años del temperamental comandante.

El indiscutible carisma y el halo utópico que lo rodeaban luego de la derrota de Batista y las primeras medidas de gobierno, entre las que se destacaron la reforma agraria y la implementación de un sistema de salud y educación gratuito y universal, fueron aminorados ante la decisión de posponer las elecciones indefinidamente y la intolerancia ante cualquier opinión contraria a las premisas revolucionarias.

El tiempo y los acontecimientos que modificaron drasticamente el mundo tornaron imposible la idea de extender la revolución a otros países y Cuba, bajo la férrea conducción de Fidel, se convirtió en el último bastión de resistencia al sistema capitalista encarnado por Estados Unidos, a sólo 144 kilómetros del país más poderoso del mundo.  Pero el tiempo es implacable y la enfermedad determinó su retiro del ejercicio del poder en el año 2006; la isla inició entonces un proceso de apertura controlado pero inexorable pese a las diatribas furibundas que el líder, genio y figura, continuó declamando con su verba incontenible y sus escritos categóricos.

Tan amado como denostado, entre la angustia y el alivio, las emociones generadas por su partida resultan contradictorias pero nunca apáticas. Hasta la fecha resulta significativa en sí misma, porque fue un 25 de noviembre del año 1956 cuando el buque Granma partió del puerto mexicano de Tuxpan hacia Cuba, por el liderazgo de un hombre de 30 años cuyo objetivo era derrocar al dictador de su país. Con los años encarnaría en sí mismo las contradicciones de todo sistema y el apelativo también le sería aplicado, encarnando por igual esperanza y desilusión en su paso por la historia.

Hasta pronto, Comandante.

La fotografía pertenece al acervo histórico de Alberto Korda.

Girasoles

Las antiguas culturas indígenas mexicanas, otomíes y peruanas identificaban al Helianthus annuus, nombre científico del girasol, con el poderoso dios solar, centro del universo y proveedor de luz.

Esta planta herbácea originaria de América se caracteriza en su juventud por la cualidad llamada heliotropismo, que torna posible su giro hacia la luz solar. Al madurar pierde esta facultad y permanece en una posición fija, mirando hacia el levante.

Fueron los españoles quienes, deslumbrados por las reproducciones en oro que le dedicaron los pueblos indígenas, cruzaron el oceáno munidos tanto de estas joyas como de las semillas. El cultivo se extendió debido a las propiedades de su fruto, rico en aceite, útil tanto para la cocina como en la producción industrial.

Vincent Van Gogh habría de inmortalizar la belleza de esta planta luego de su estancia en Arlés, cuando el sol de la Provenza francesa y la residencia con fachada de color amarillo intenso en la que residía lo impulsaron a trabajar desde la salida hasta la puesta del sol, para reproducir la brillante naturaleza dorada que lo rodeaba. El esfuerzo obedeció a la necesidad de decorar la casa ante la inminente llegada de su entrañable amigo Paul Gauguin, a quien le obsequió uno de los lienzos inspirado en los girasoles.

Actualmente uno de los cuadros más bellos que integra la serie Los girasoles se puede apreciar en la emblemática National Gallery, donde se puede adquirir algún recuerdo vinculado. Juan recorrió el espléndido edificio luego de mi desolador regreso al país y eligió algunos obsequios que trajo consigo: así llegó a mis manos esta pulsera inspirada en la naturaleza y el arte.

Aura soleada

Universo Garden Angels es una empresa que elabora productos para el bienestar emocional. Una filosofía que promueve la búsqueda del equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu para alcanzar la plenitud es la base sobre la que sustenta la producción, donde la aromaterapia, colorterapia y esencias naturales se aúnan para estimular delicadamente los sentidos.

Las fragancias se vinculan con energías positivas y procuran despertar en quien las emplea aspectos amables, que repercuten directamente sobre el mundo que rodea al usuario. En esta línea se inscribe Wake Up, un eau de toilette de apertura cítrica debido a las notas de lima-limón y mandarina dulce, corazón de bergamota y rosa y un fondo picante de madera de sándalo.

El resultado es fácil de definir pero difícil de transmitir, por cuanto el aroma final recuerda al sol y al verano. De hecho, ha suscitado múltiples alabanzas el dejo brillante que transmite mi piel con su empleo: un aura luminosa y soleada, acorde con el estío que se aproxima a ritmo lento al hemisferio austral.