La Fiesta de su Inmaculado Corazón nos remite de manera directa y misteriosa al Sagrado Corazón de Jesús. Y es que en María todo nos dirige a su Hijo. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad...
La Consagración a la Virgen María es vivir en unión total con Ella para que podamos llegar a decir: Ya no soy yo quien vive en mí, sino Cristo Jesús quien vive en mí por medio de María. Por eso, un corazón consagrado a María debe confiar plenamente en Ella y dejarse llevar por Ella sin condiciones.
Tu Amigo, Daniel Espinoza ¡Consuela a mi Pueblo! Blog