Leo con aguzado interés el indignado y amenazante artículo que José Luis López López, crítico musical de la edición sevillana de ABC, publicó ayer en Mundoclásico y contemplo con no poco asombro cómo en él se funden el platónico mito del gobierno de los mejores con ese adanismo tan de nuestro tiempo, según el cual todo comienza con cada nuevo ocupante del sillón y la vara de mando, como si a la señora Montaño no le hubiera tocado gestionar la montaña de humo (qué digo montaña, ¡cordillera!) levantada por su poético y contemporáneo antecesor en el cargo. De aquellos lodos, estos polvos de miseria e incertidumbre. Ay, Sevilla, Sevilla, vieja puta babilónica, donde se congracian a maravilla esas dos personalidades antitéticas de mis filosóficos años mozos, Heráclito y Parménides. Todo fluye, pero nada cambia.
Wikio