Josee Masse illustration
Los jóvenes no necesitan adaptaciones, todo lo que llega a ellos, personas, acontecimientos y emociones y sabidurías, pasa directamente al almacén general sin discriminación alguna, pero a partir de cierta edad, tras el momento de la madurez en que se adquiere la certidumbre de que nada es gratis, no queda más remedio que sopesar, clasificar y valorar todo lo que atraviesa la frontera de nuestro yo escéptico y marchito.
Fragmento de "Los frutos caidos" de César Ibáñez