
Como muchos sabéis el pasado viernes acabaron las clases de los más pequeños. Ese día dábamos carpetazo a un curso lleno de sorpresas, cambios, novedades, un curso donde mi hijo se ha hecho mayor.
Las notas han sido estupendas, no es por presumir (que bien sabe quien me conoce que no tiendo a ello) pero han sido inmejorables. Todos los ítems de las áreas que pongo a continuación han sido conseguidos:
- Conocimiento de sí mismo y autonomía personal.- Conocimiento del entorno (físico, natural, social y cultural).- Lenguaje: Comunicación y representación.- Actitudes y hábitos.
Con respecto al inglés ha mejorado mucho también. Consigue entender y decir bastantes términos y verbos. Y su único empeño es ver Cars en inglés y Pocoyó,...., también. Como novedad para el curso que viene, introducen un libro en esta asignatura que incluirá un DVD para que los padres (los que queramos claro) lo trabajemos también en casa. La acogida del idioma ha sido tan buena por los pequeños que no quieren dejar de avanzar. Lo cual me parece una noticia excelente.
Y aquí estoy yo, recordándome hace un año: miedos, dudas, aprensión, desilusión, terror. Solo veía lo malo. Veía a mi hijo, y a pesar de que sería de los mayores de la clase, no le hacía en un aula. De personalidad dependiente, introvertido a veces, poco sociable con según qué adultos. Enfrentarse a ese entorno tan desconocido y nuevo para él lo veía una dura misión.
Pero ha pasado un curso, el primero, muy rápido por cierto, y ahora me doy cuenta que muchas veces somos los padres quienes condicionamos a nuestros hijos. Tendemos a esperar de ellos la parte menos positiva, no confiamos en sus avances, en su madurez, en la educación que les estamos brindando, gracias a la cual superarán los retos que les vamos marcando. El inicio de la vida escolar, del colegio, es un reto sin duda. Es el inicio de una nueva vida, se convierten en "niños mayores" que aspiran a crecer y superarse a sí mismos.
Mi hijo empezó el curso con muchas espectativas, ya que me pasé el verano bombardeándole con historias del cole. Desde mi punto de vista es necesario que los niños conozcan los cambios que se les vienen encima, que sepan lo que pasará, incluso se pueden utilizar pictogramas para ello cuando los niños son muy pequeños. Eso les da seguridad y facilita el periodo de adaptación.
Compramos juntos sus libros, su ropa para el cole, su mochilita. Y estaba muy emocionado. Pero yo aún tenía mis dudas, el sistema educativo, el número de alumnos en clase, cómo se cubririan las necesidades de cada alumno. Yo, y solo yo, era un mar de dudas y miedo.
Pero llegó el día y fue sonriente y pizpireto a clase. Pero claro, se encontró con un montón de niños llorando y eso le impactó, pues no es él sensible ni nada. Y de ahí entramos en una mini crisis que duró exactamente 3 días. Pasado ese tiempo, que confieso para mi fueron días eternos, la normalidad entró en nuestras vidas, y el colegio ha pasado de ser una obligación a una necesidad.
Es feliz, así de simple, en el colegio es feliz, tiene su pandilla de amigos, se ha integrado socialmente perfectamente, es un niño obediente y dócil al que jamás han castigado. Sí, se utilizan castigos, sé que a muchos os puede parecer aberrante pero se utilizan. No se les da con la vara ni nada similar, pero se les retiran privilegios igual que muchas madres o padres hacemos en casa, y lo llaman castigo. Mi peque es super bueno en clase, ya me gustaría a mi que fuese igual en casa y no le han castigado nunca.
Ha ganado mucho en autonomía y en lenguaje, dos áreas que no estaban mal, pero donde he notado yo un progreso más que evidente. La escritura está siendo su handicap, su ilusión. Él solo ha aprendido a escribir su nombre, por imitación, fijándose en las letras. Y eso lo está haciendo con el resto de palabras. Lo mismo está ocurriendo con la lectura.
En el colegio no hay presión para adelantar la lecto-escritura, lo cual va muy al hilo de lo que yo opino. Van paso a paso, fomentando el juego, la relación social y el crecimiento personal. Pero mi hijo da pasos por sí solo, pasos que yo no freno claro está.
Sigue siendo un niño muy dependiente de mi, muy sensible, a veces hasta cansino, pero su profesora le ha sabido entender perfectamente y le ha sabido llevar a las mil maravillas. Y yo que pensaba que no se haría con una clase de 24 niños. ¡¡Vaya si lo ha hecho!!.
Hoy me doy cuenta que la que tenía miedo era yo, la que estaba insegura era yo, la que deseaba que no fuera al cole era yo, la que no confiaba en el colegio era yo. Mi hijo, en su inocencia se ha dejado hacer, y este curso escolar le ha abierto un mundo nuevo, un mundo en el que es feliz, independiente, mayor y ajeno a todos esos miedos de mamá.
Este post va dedicado a todas las madres y/o padres cuyos hijos están a las puertas de empezar el cole el próximo septiembre, no tengáis miedo, confiad en vuestros hijos, aprenderéis muchísimo de y con ellos.
Y ahora llega el verano, y claro, después de tener una agenda tan completita, en casa se aburre. Y el calor que hace no está ayudando. Nuestra humilde morada no dispone de urbanización con piscina.... y aunque tuviera, dado el episodio de faringitis que hemos pasado (y que por cierto, yo estoy pasando ahora, ¡ay qué dolor!) hay que ser conservadores y esperar.
Así que, ¿qué hacemos con los niños en vacaciones?, bueno con este tema me quiero extender, así que mejor lo dejo para otro post.