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fin de semana en familia

Publicado el 01 febrero 2013 por Mikeyf
Estoy seguro de que si digo que en mi familia la comida es algo muy importante, ninguno de mis dos o tres lectores se sorprenderá.  Primero, porque seguramente lo habré mencionado en algún post previo, y segundo porque soy vasco, y todos sabemos lo orgullosos que estamos en Euskadi de nuestra tradición culinaria.  A lo que se ha de añadir que somos los exportadores de cocineros televisivos tan celebres como Arguiñano o el gran y más reciente David de Jorge (conocido mundialmente como Robin Food), o por el simple hecho de que el marmitako es puro arte.
En mi familia eso de comer se lleva en la sangre.  Y digo bien eso de "eso de comer", porque no todo el mundo cocina, pero todo el mundo come como si no hubiera un mañana.  También es verdad que teniendo en cuenta las habilidades culinarias de mi madre, sus hermanas y mi amama, está claro que todos íbamos a ser de buen comer.  La Nochevieja, que es cuando nos reunimos todos, es un festín de marisco, embutidos, mayonesa casera en cantidades industriales (todavía me es inconcebible siquiera el intentar emular la mayonesa de mi madre), además de almejas a la marinera (mi madre, again, es una crack), croquetas para un regimiento (mis tías son famosas por intentar adivinar quién las hace mejor, sin pararse a pensar que no hay forma de elegir, no nos da tiempo a saborearlas demasiado) y con besugo al horno y pularda, o alguna otra caza estupenda.  Mi amama, una gran cocinera, acostumbrada a cocinar para muchas personas (tuvo nueve hijos), suele supervisar todo lo que pasa en la cocina, además de preparar sus ya clásicos caracoles (algo que yo no como, pero, según mis primos y tíos, deben estar de cine).
En mi familia, en cuanto a comida no seguimos la máxima esa de "menos es más".  Y este viernes fue un claro ejemplo, en el que además de acabar bailando "La Chatunga" de Luis Aguilé y los grandes éxitos de Palito Ortega (como hace un par de años, en el célebre quincuagésimo cumpleaños de una de mis tías) o gritando eso de "lléname la copa que se me vacía", estuvimos comiendo nonstop durante unas cuantas horas... que si un cachito de sándwich del Eme, que si un poco de tortilla de patatas (creo que se habían hecho dos de las grandes, pero para cuando yo llegué solo quedaba media), jamón ibérico, ensaladilla rusa, y más mayonesa, con sus espárragos, también conocidos en mi familia como la excusa que nos ponen en el plato para echarnos tres cucharadas soperas de mayonesa para untar (y juro que no estoy exagerando).  A todo esto hay que sumar los dulces (pastelitos de Zuricalday y brazo de gitano) y champán y vinito a tutiplén.  Si es que, otra cosa no, pero en mi familia, sabemos lo que es una buena fiesta.
Creo que, precisamente, por este rico bagaje culinario de mi familia soy capaz de comer casi de todo.  De pequeño, a pocas cosas decía que no.  Las espinacas era algo que siempre intentaba no probar, pero ahora me encantan.  Y el pescado nunca fue santo de mi devoción, pero he de admitir que muero por una buena ijada de bonito al horno o una rodaja de salmón a la plancha con limón exprimido.

fin de semana en familia

Mi taza de té/café favorita.


El sábado pusimos rumbo hacía la casa que mis padres tienen en Cantabria: una casita preciosa, de color albero, con un amplio jardín para que los perros puedan corretear, y un porche excepcional para sentarse a leer con un Lady Grey o un café.  Yo siempre me encuentro más a gusto allí que en Bilbao.  Me gusta la tranquilidad que se respira y se siente.  Disfruto del olor de la hierba a primera hora de la mañana y de poder pasar las horas sentado en la barra de la cocina leyendo mientras veo a mi madre cocinar.
Y este sábado la comida fue excepcional.  Unas cigalas fritas con ajo y perejil.  Unas almejas a la marinera, con vino blanco, un poco de pan rallado y la guindilla.  Y añadió a estos clásicos unos mejillones a la francesa que quitan el hipo.
Los mejillones eran muy simples de hacer.  Los abres al vapor y guardas parte del agua que sueltan.  Ese agua se usará para la salsa de nata, con sal Maldon y romero.  Además de lo fácil y buenísimo de esta receta, no hay nada como hacer barcos con pan de semillas en la salsa.
Y este mismo fin de semana, mi madre preparó alitas de pollo (maceradas en limón, ajo y pimentón) y para acompañar mi verdura favorita: espárragos trigueros a la plancha con aceite extra virgen en verde y sal escamada.  Estos últimos están buenísimos con virutas de parmesano y/o un huevo frito.  Así es un gran plato para cenar.
fin de semana en familia
Estos dos días en el pueblo han sido maravillosos, para variar.  Tranquilamente he podido releer "Under The Tuscan Sun" y maravillarme con las descripciones de los paisajes y de la casa, pero sobre todo con las descripciones de las verduras y de los platos, y he apuntado tantas recetas del libro.  En España es ya casi imposible encontrar la edición que hizo Seix Barral, pero el libro en inglés que yo tengo lleva años siendo reeditado. No puedo recomendarlo más.
Los pasajes sobre horas y horas de sobremesa me recordaban tanto a mi familia.  Tengo ganas de que llegue el verano y poder disfrutar con mis tías y primos de la mesa del porche y comer al aire libre.  Y espero que mi madre repita de nuevo los mejillones a la francesa.


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