Fingimientos y noblezas

Publicado el 27 julio 2016 por José Ángel Ordiz @jaordiz

Ni los mosquitos ni las hormigas, con cierto protagonismo en sendos relatos de este blog, practican (que yo sepa) deportes como el balompié (alias fútbol) o el rugby no estadounidense.

Dos deportes con más similitudes que diferencias. Pero con diferencias notables. Entre las diferencias notables: en el balompié no es lícito el contacto violento entre los jugadores, en el rugby sí lo es (o no tendría sentido el juego, que yo sepa).

A mí me gusta más el fútbol (el único deporte donde el pie es fundamental para impulsar el balón, de ahí su éxito mundial, según el fenecido Johan Cruyff) que el rugby, aunque admiro mucho más a los jugadores de rugby que a los de balompié, tan abundantes las noblezas y los corajes de los primeros como los fingimientos y las debilidades de los segundos en el terreno de juego, una tónica que no varía cuando las mujeres ocupan el lugar de los hombres, cuando juegan ellas.

Pues en la vida como en el fútbol: muy numerosos los fingimientos y muy escasas las noblezas. Sabido es.

Hasta algunos filósofos lo saben y por ello afirman que el fútbol representa, mejor que cualquier otro deporte, la existencia humana -a nivel individual y colectivo-, de ahí su persistente éxito mundial (que yo sepa, no mencionan a Cruyff, la peculiaridad que Johan indicó cuando aún podía hablar, digna de reflexión y sesudos estudios, o eso tengo para mí: érase un niño con el pie pegado a una pelota).

En sus vidas, ¿fingirán los mosquitos?, ¿fingirán las hormigas?, ¿serán más nobles que nosotros en las nuestras?

¿Amarán?

Rezar no rezan (que yo sepa). ¿No querrán ser más allá del ser físico? ¿No necesitarán salvadores? ¿No tendrán miedo?

Mi aplauso, jugadores de rugby

Y, de nuevo, gracias, Pixabay