Llama
la atención esta nueva clase de programación de televisión, a la que
últimamente nos está sometiendo todas las cadenas, públicas privadas y hasta
por internet: una parrilla, por otro que, como decía en una ocasión un
conocidísimo presentador, periodista, y escritor, emite aquello que la
audiencia que ver.
Cuatro,
en su horario de máxima audiencia emite First Date, un programa de tele
realidad de lunes a sábado, en el que hombres y mujeres acuden al mismo de la
mano de Carlos Sobera, en busca del amor, traducido en pasión, compañía, o
cualquier otra definición.
Viendo
el programa queda claro que una de las grandes carencias de los españoles es la
soledad, pero especialmente de los españoles de mediana edad y de gente joven. Muy
reducido es el perfil de gente madura, a partir de 50 ó 55 años, y, sin
embargo, muy amplio, el resto. ¿Qué quiere decir? La sociedad española ha
evolucionado vertiginosamente, como otras muchas sociedad occidentales, pero
hay una manifiesta falta de valores humanistas. Recuerdo en este punto las
palabras del Prof. Emilio Lledo cuando dice que si vivimos sólo de mensajes
cortos se nos acaba el pensamiento…
Otro
valor intrínseco que tiene First Date es la gran lección de psiquiatría y de
psicología que muestra cada noche. En cada persona, en la relación con el otro,
en gestos, en actitudes, en diálogos, puedes llegar a tener suave perfil de
cómo es y de los objetivos que busca en el programa, pero sobre todo, la forma
de relacionarse con el otro, es toda una lección de psiquiatría y de psicología
que no tiene parangón. Hasta qué punto cada individuo encierra unos oscuros intereses
que le llevan a exhibirse, publicarse en la pantalla, y a desnudar sus
sentimientos, su alma, su vida, y hasta sus entrañas. Y todo sencillamente por
mitigar la soledad, embadurnada del betún que nos dé la gana. Así de fácil.