También posee fisuras la armonía, grietas que confunden al ser humano pues su naturaleza proviene de él. Un acorde constante pasa a ser simultáneo. La justa proporción nace del caos.
Ética y estética conviven en el centro, se sustentan, se compensan, se contrarrestan. Entonces la armonía produce la belleza, lo justo, lo sagrado, la sensatez del verso.
Pero los actos viciados nunca serán sentido, ni siquiera una aproximación. La propensión del hombre le aleja de la luz, se adentra en las fisuras sin la precisa desnudez.
No hay poesía evidente, la certeza debe ser duda, el proceso ha de estar ausente de temporalidad. Las prisas son fisuras, y el interés, la envidia, la conveniencia propia y ajena, la planificación, el yomimeconmigo.
La única certidumbre debe ser mansedumbre. La armonía equilibrio. La belleza justicia. La libertad soledad. La poesía silencio.
La poesía es el alma que está presa en un cuerpo falso.