De flecha
no tengo ni el filo de su borde
sólo minutos furtivos de algo etéreo
húmedo
casi fantasmal
soy veneno punzante
que te recorre por las noches
haciendo de ti un océano profundo
de fracasos tan míos
un simple copular en el silencio
he mellado tu angustia con un verbo
mientras tu codicia carnal
duele
a pesar de una láctea rigidez
que punza de placer en tus manos
duele.