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Florencia en recuerdos de otros

Publicado el 30 enero 2010 por Malche
Vanesa, una amiga a quien quiero mucho, me contó hace poco que el primero de mis posts sobre Florencia le había recordado a su abuelo, un Florentino que había debido emigrar a la Argentina. 
Para muchos de nosotros es cierto aquel dicho que dice que los Argentinos venimos de los barcos, y nuestros recuerdos de infancia están llenos de historias de tierras lejanas, paisajes desconocidos, sonidos ajenos y lenguas extrañas. Y así, uno aprende a amar lugares que nunca visitó, porque ama a la persona que los amó alguna vez.

Por eso le pedí a Vane que escribiera un post contándonos acerca de su abuelo. Aquí los dejo con su relato, el primero de esta nueva sección del blog: aquella de los recuerdos de otros. Y gracias Vane por compartir tus recuerdos.


" Gracias Marce por invitarme a dejar fluir mis recuerdos...
Mi abuelo José, un gran referente para mí, con toda su dulzura y sabiduría a pesar de no haber ido nunca a la escuela, tenía ese saber que da haber vivido a pleno cada instante, tanto los buenos como los malos. Era una costumbre que los domingos, despues del almuerzo familiar, mis hermanos y yo nos sentáramos junto a él en el gran sillón de su casa y escucháramos sus historias, las que rememoraba de su amada Florencia, en una época dura para la Italia, la del Ducce.
En esa época Florencia era la cuna del arte, y era visitada por muchos extranjeros. Mi abuelo era aspirante a pintor, así que después de la jornada de trabajo recorría sus calles haciendo bocetos de sus casas, sus gentes, sus paisajes. El trabajaba como empleado de una panadería, de 4 a 40 hs para ganar miserias. En esa época tenia apenas 13 años, y esa mezcla de niño y adulto, la responsabilidad de mantener a su mamá y a sus 7 hermanas.

Recuerdo el haber visto sus dibujos, el sólo mirarlos te transportaban a la bella Florencia, sus calles, su gente, podía ver a mi abuelo a la ribera del río Arno, sentado pintando esos bocetos del Ponte Vecchio, les juro que hasta podia captar sus aromas, sus sonidos...
A sus 15 años tuvo que dejar su ciudad, acorralado por el Ejercito de Mussolini. En el barco camino a la Argentina conoció una niñita francesa cuyos padres judíos habían sido masacrados por Hitler en Alemania, se miraron, y sin poder siquiera entenderse en ese momento por los distintos idiomas, permanecieron juntos toda la vida...
En cada uno de sus relatos sus ojos se llenaban de lágrimas, mezcla de emoción y tristeza, y yo crecí con el sueño de conocer algún día su bella y adorada Firenze."
*La foto del comienzo es una imagen de Florencia en los años '30, más específicamente de Via Cavour, y fue extraida de esta pagina web

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