Tal vez lo pensé porque hacer el pelo es más fácil que el de una niña. Porque unos pantalones son más sencillos que un traje de niña. Pero se me pasó por alto lo de los detallitos.
Botones plateados, los galones, los cordones, la cruz, el cordoncillo que la sujeta a la chaqueta...
Los detalles sí que han llevado mucho tiempo.
Pero ha merecido la pena.