Revista Talentos

Folk Runner andino

Publicado el 19 febrero 2013 por Perropuka

Folk Runner andino¡He visto cosas que no creerían!...
He visto brillar rayos cósmicos más allá de la Puerta del Sol. Al son de los pututus y sahumerios ancestrales, irradiando un nuevo amanecer para la humanidad. Ya los mayas lo predijeron: es el fin del egoísmo, el fin de la coca cola y del capitalismo. Es el principio de una nueva era, la del mocochinchi, la que ha de saciar la sed de esperanza de los pueblos oprimidos. Quinientos años de resistencia han dado paso, por fin, a la cultura de la vida. Corre un nuevo tiempo, el retorno a las raíces y saberes milenarios, como el de extraer conocimiento de las arrugas de los ancianos y comunicarse con las piedras. Ninguna civilización lo ha hecho antes, ni a la velocidad de los aceleradores de partículas.
He visto miles de turistas multiusos arribar a las planicies de Tiwanaku para presenciar la boda del siglo. Los veloces mensajeros partieron meses antes, llevando las invitaciones a los líderes de la resistencia antiimperialista  porque no se fían de los emails y otras tecnologías del opresor. Entre invocaciones a los espíritus tutelares, de la energía telúrica que emanan las ruinas, nació la nueva pareja real, con el supremo designio de llevar la semilla de una nueva raza que regirá los destinos del imperio plurinacional.
He visto brotar espontáneamente de las profundidades del lago Titicaca a los Guerreros del Arcoiris. Según una profecía de los indios dakota, ellos procederían del sur para devolver el equilibrio a la madre Tierra. Nuestro vivaracho canciller del estado, máximo poeta y filósofo de la revolución tuvo la feliz ocurrencia de que los elegidos eran Evo Morales y sus huestes invencibles. Encaramados en la nave Tunupa surcaron las aguas agitadas del lago azul intenso para desembarcar en la Isla del Sol. A toda pompa y a todo baile, inauguraron un nuevo ciclo de la historia humana: tiempo del Pachakuti o giro trascendental del mundo. El mundo estaba fuera de órbita, hacía falta devolverle su equilibrio. Para eso llegaron los nuevos guerreros y, fundamentalmente, para anunciar el fin del capitalismo (cosa que se viene anunciando desde que Marx se frotaba la barba). Tiemblan los economistas, el FMI, el Banco Mundial y todos los gobiernos que siguen sus recetas.
He visto al piloto de la nave plurinacional, “jalar las orejas” en una rueda de prensa a todos sus embajadores por no estar llevando adecuadamente el mensaje  de su gobierno al resto del mundo y por ende, a todos los rincones de la galaxia. Les prohibió cualquier criterio ajeno a los dictados de la nueva filosofía. El MAS no es un partido de librepensantes, no es un club de amigos, se basa en la disciplina orgánica, en el “centralismo democrático”, remarcó el vicepresidente, tan afecto a la retórica envolvente y a cortarse las patillas al ras de oreja. Dicho y hecho, la expresidenta de la Cámara de Diputados, tuvo la osadía de cuestionar a un ministro favorito por intentar hacer aprobar una ley a gusto, cayendo luego en desgracia ante el jefazo que la defenestró en público y la removió de su mandato.
He visto a legisladores brillar sus ojos, plenos de lujuria. En su infinita borrachera de poder soñaban con chicas eléctricas. Tan intenso era el llamado de su lado salvaje, que no dudaron en violar las leyes y recintos cuasi sagrados de la vieja república. Les sacaron el jugo a todos los bienes y servicios, incluyendo al de limpieza. En el culmen de la originalidad quisieron hacernos creer que, los opositores, tenían poder hasta para inducir el comportamiento libidinoso de inocentes criaturas. Cosa de brujos o encantadores. 
He visto al presidente, a sus ministros y demás correligionarios, reírse de la ley cada vez que pueden y hacerla aplicar con puntos y comas cuando conviene a sus planes. Ante la incredulidad del mundo, montaron una farsa de elecciones judiciales y luego posesionaron a sus más altos tribunales a pesar del rechazo masivo en las urnas. Y todavía tienen la ingenuidad o desfachatez de anunciar que les gustaría exportar el nuevo modelo de justicia boliviana.  Se dice que en palacio de Gobierno se acumulan los pedidos.
He visto a Evo Morales, crecer desde que era un simple cocalero y secretario de deportes de su sindicato, hasta erigirse en máximo líder de la revolución. Cambiar el suéter de lana por la chaqueta Mao de diseño exclusivo. Cambiar el taxi por un avión ejecutivo. Cambiar la aparente humildad por la omnipotencia incuestionable. Nadie osa hacer sombra al caudillo. Nadie pretende reemplazarlo. Dice su círculo de corifeos que es el conductor insustituible del Proceso de Cambio. Jefe, líder y profeta a partes iguales. En su delirio de divinidad,  ahora pretende eternizarse en el poder, a pesar de que la ley establece claramente que para la reelección se computa periodos anteriores a la reforma de la Carta Magna. Evo ya va por su segundo mandato, constitucionalmente no puede aspirar a uno nuevo. Pero astutos como son, sus consejeros y allegados ya soltaron el argumento de que el primer periodo de Evo no cuenta porque le faltó un año para terminar su mandato (precisamente, para dar cabida a la nueva Constitución) y, que además, fue durante la vigencia de la república.¡ Ahora estamos en el Estado Plurinacional! Lo dicho, la historia se divide a partir de ahora en dos etapas: antes de Evo y después de Evo. Lo demás son pamplinas o resabios del colonialismo.
He visto brotar la esperanza.  Hace unos pocos días el Comité Cívico de Oruro emplazó a los asambleístas de dicho departamento a abrogar el decreto que estableció arbitrariamente el cambio del nombre del aeropuerto (el de su majestad Evo Morales), ya que ya estaba establecido que llevaría el nombre de un piloto, héroe de la guerra del Chaco. A pesar de toda la campaña de desprestigio y descalificación que se viene efectuando desde la televisión estatal contra ellos, ojalá se mantengan firmes en sus medidas de llevar adelante un paro de protesta.  Y eso que Evo es tan orureño como sus paisanos.    Es hora de dormir.   
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Nota: Disculpas a los lectores habituales, por la repetición de viejos tópicos. Esto es resultado de una noche de insomnio,consecuencia de haber caido en un bache de falta de ideas. Tenía que escribir cualquier cosa para cansar mis ojos.           

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