Revista Diario

Foreveralone #6 ¿Hasta cuándo?

Publicado el 20 enero 2013 por Bebloggera @bebloggera
Por la @p0ps_ desde Chile

"Un viaje despierta en mí lo mismo que siente una madre por su bebé insoportable, diarreico y nervioso: me importa un bledo lo mucho que me haga sufrir. Porque lo adoro. Porque es mío. Porque es clavado a mí. Me puede vomitar encima todo lo que quiera. Me da igual."

¿Por qué escribir Foreveralone? Simple, porque de todo lo que hago, creo que por lejos, escribir es el acto que más me ayuda a serenar mi vida. Me parece injusto para mí y para el mundo que pase por este espacio maravilloso sin plasmar, a lo menos, mis éxitos y mis fracasos. 

Foreveralone a veces pareciera ser una columna de una mujer destrozada por la vida, que a perdido a su amor, que no logra reconciliarse con el ser hija, que además choca periódicamente con el ser y el deber ser, que busca incansablemente respuestas y, que por sobretodo, no deja de pensar. Sin embargo, decidí hacer público todo esto que vivo porque sé que hay muchas que viven lo mismo que yo, que no tienen esta plataforma para poder expresar lo mal o bien que se sienten, del mismo modo, a quienes ni siquiera se atreven a admitirlo, a lanzarse, hay mujeres que arreglan la vida para continuar con un sueño que muchas veces ya está roto (aunque yo, a ratos, preferiría volver todo atrás). Por otro lado, estoy decidida a crecer, a hacer las cosas de una manera distinta esta vez y no ocupar el plan B (que ciertamente es lo más fácil), como diría mi madre "Hija, usted ya no está edad, ¿vio?". Esta es una manera, pública, sana, reparadora, de enfrentarme conmigo misma y sí, por qué no, de autosabotearme. ¿O ustedes creen que algún galán guapo, profesional, con zapatos, regio-estupendo, podría cruzarse delante mío, luego de leer semejantes declaraciones dos veces por semana? Foreveralone #6 ¿Hasta cuándo?Así es que lo que haré ahora, será una declaración de principios: 

  • Si usted cree que escribo bien, tiene una razón para leerme.
  • Si usted cree, además, que lo que escribo es coherente, tiene dos razones para leerme.
  • Si usted cree que hablo por la herida, entonces usted tiene una razón para no leerme.
  • Si usted cree que este proceso debería llevarlo escondido y muy callado, entonces usted tiene dos razones para no leerme.
  • Si usted encuentra que soy fome, bueno, adelante, salte y vaya por otras columnas del blog que son buenísimas.
Pero no me pida que sea digna y que me calle, porque la dignidad no tiene nada que ver con el andar escondiendo elefantes debajo de la cama. 



"Cuando te pierdes en un bosque, a veces tardas un rato en darte cuenta que te has perdido. Te puedes tirar un buen tiempo intentando convencerte de que te has alejado un poco del camino, pero que lo vas a encontrar de aquí a nada. Entonces cae la noche sin parar y sigues sin tener ni idea de dónde estás, y ha llegado el momento de admitir que te has apartado atolondradamente del camino, tanto que ya no sabes ni siquiera por dónde sale el sol."

Así es esta vida mía, ahora, como pérdida en un bosque, tanto, que ya ni siquiera sé por dónde sale el sol. Muchas personas me han escrito (principalmente porque no tengo mayor contacto con el mundo) que se sienten identificadas con lo que escribo, con mi proceso, me dan ánimo, consejos, me dicen lo mucho que me quieren y lo valiente que soy al enfrentar esto (aunque, juro por Dios, a ratos hubiese preferido no vivirlo), sin embargo, sigo sin saber en dónde estoy parada, sigo sin querer vivir esto, sigo con ganas de mandar todo a la punta del cerro, me siento caminando sobre algo que no conozco y la incertidumbre me mata. Además, no podía venir en peor momento. No es novedad para los que me conocen que, en general, las vacaciones, por muy descanso que sean y por mucho que las necesite y las añore, me deprimen. Hay días en que abro los ojos, quedo desocupada y no siento energías de nada. Sé que en verano hay miles de panoramas, pero ya no sé de dónde sacar ganitas. ¡¡Es tan penca esta etapa!! Que ojalá pudiera dormirla entera, pero sé que solamente en la conciencia de cada uno de mis dolores, mis contradicciones, mis pequeñas alegrías, en algún minuto podré sentirme mejor. Entonces veré el norte y sabré por dónde sale el sol. 

"Permitirme caminar por la vida sin ir siempre con el botón rojo de alarmar encendido"

La alarma suena cada vez que alguien me quiere hablar del tema. Me inseguriso demasiado. ¿Estará bien que cuente? ¿Habló generalidades o particularidades? ¿No hablo? Ya había contado que me siento piteada en varios aspectos de esta nueva vida. Uno de esos es que no soy capaz de hablar del tema con calma con ninguna de las personas que quiero (me refiero a mis papás, a mis amigas cercanas, etc.), siempre me estoy cuidando, fijándome en cada palabra que sale de mi boca, he aplicado el mismo mutismo selectivo que a ratos ocupo en la pega. A vece pienso que eso hace que la procesión sea más dolorosa, porque de no ser que delante mío haya un experto, me cuesta mucho sincerarme y decir esta soy yo, esto me pasa, esto me duele, por qué esto, por qué lo otro, por qué a mí, por qué a nosotros, por qué otra vez. 
Por otro lado, siento que tengo un montón de alarmas conectadas que me hacen sentir físicamente mal. Por ejemplo: Cada vez que escucho el nombre de mi ex o algo relacionado con su trabajo, o con lo que hace, me duele la guata (aún cuando no sea información de él, desde comerciales, canciones, etc.). No he logrado tomarme un solo vaso de "copete", sin sentirme mal. Mi piel está más grasa de lo debido y me salen y me salen granitos, por más que la cuido. Hay cosas de mi cuerpo que no logro entender: como menos, bebo menos, duermo más, a ratos no quiero bañarme, a ratos no me quiero alisar el pelo (raro en mí), es verano y no he tomado sol. No quiero usar vestidos (me compré mil). Mi alarma suena en todos los sentidos, me dice que las cosas no andan bien. ¿Cuándo dejará de sonar? ¿Hasta cuándo, por la cresta? ¿Cuánto más hay que aprender? 

Lo que aprendí:


  • No sé que he aprendido =/

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