Fotografía

Publicado el 03 febrero 2012 por Medea
Sólo apareces en una esquina, la derecha, apenas se te ve, mirando hacia otro lado buscando quién sabe qué, lejos de aquél momento, tal vez comprobando la luz, el ángulo, el brillo. A ella tampoco se la aprecia, como un suspiro, un susurro, la brisa en tu espalda, un peso invisible, besando el exceso de aire que se escapa de la pátina y que te obliga, tal vez por eso, a girar la cabeza.
No es un retrato, un par de sombras en una esquina, demasiado tímidas para ser mostradas. Una burla al equilibrio, mucho peso a la derecha, exceso de luz al fondo, exceso de blanco, blando y lechoso. Medio cuerpo masculino, un tercio de rostro femenino, ella lo mira a él, él mira al infinito, ambos sonríen, no, ella lo hace, el esboza, simple y felizmente.
La fotografía está inclinada, como si vuestro peso fuera mayor que el resto, dos sombras contra todo, inclinado la balanza hacia un favor que apenas se vislumbra, el premio resulta ser la intimidad, el recuerdo y poco más.

Y mientras la pátina se oscurece ahora, con los primeros violáceos sinuosos, el recuerdo resulta ser el precio, caliente, reconfortante, inapreciable, como esa tibia mano que apenas se apoya en tu hombro, buscando quien la sostenga en un mundo que ya no existe.