Magazine

Fotografía analógica: Una historia de amor

Publicado el 29 diciembre 2009 por Fixeche
Fotografía analógica: Una historia de amor
Todo comenzó hace un par de años con la fiebre de la Lomografía. Me compré una cámara Colorsplash y resucité mi espíritu de fotografía tradicional. Estaba bien, era diferente y muy divertido. Las fotos nocurnas con flash de colores eran lo más novedoso, pero después de dos carretes se volvió repetitivo. Además, nunca estuve totalmente de acuerdo con las famosas reglas de la Lomografía tipo disparar por disparar. Puedes ver los dos álbumes Lomography y Lomography 2 en Flickr.
Para romper un poco con esta rutina decidí probar el famoso revelado cruzado. El resultado me convenció, sobre todo la variedad de efectos y colores. La cuestión es que la Lomografía se ha apropiado del proceso cruzado como si fuese algo suyo llegando a ser sinónimo de la moda Lomo. La realidad es que este efecto lleva años utilizándose incluso en el cine. Entonces ¿qué queda de Lomo en lo que hago? Pues sinceramente, nada. Esta es la razón por la que he decidido dejar de etiquetar como Lomo algo que se puede hacer hasta con una cámara desechable.
Fotografía analógica: Una historia de amor
La Lomografía me abrió las puertas al cada vez más olvidado mundo de la fotografía analógica pero era hora de dar un paso más. Hace un año por estas fechas mi abuelo me regaló su maravillosa cámara Rolleiflex de 1965. Una cámara 100% manual y un nuevo formato me chocaron un poco al principio. Enfoque manual, apertura, exposición, encuadre... conocía perfectamente la teoría pero por vagancia nunca lo había puesto en práctica. Fue entonces cuando me dije "esto me gusta". Mi carrete de 120 permitía sacar unas 12 fotos como máximo.
En la fotografía digital sacas decenas de fotos de un mismo objeto, esperando que alguna salga bien, o retratas cada rincón y gato que pasa para no perder detalle. Con las 12 fotos de la Rolleiflex tienes que pensar mucho qué fotos vas a hacer, aquí no todo vale (a no ser que te lo puedas permitir económicamente). No es fácil, muchas veces he preparado la cámara, medido la luz, ajustado todo para luego decidir que no merece la pena. Evidentemente esto no significa que las fotos que sí haces vayan a ser perfectas, si no, no aprendería nunca.
Fotografía analógica: Una historia de amor
Algo similar pasa con la cámara instantánea que compré hace poco (segunda mano por supuesto). En el caso de Polaroid es incluso más exagerado, básicamente por el precio de la película. Polaroid dejó de fabricarla hace meses y escasea. Por suerte esto cambiará a principios de 2010 cuando The Impossible Project empiece a comercializar película de nuevo. Cada cartucho de película genera 10 instantáneas. El precio por foto es casi un crimen por eso uso esta cámara para algo ligeramente diferente. Así como con otras cámaras me dedico a practicar técnicas, probar encuadres, etc., con las fotos instantáneas quiero [alerta cursi] capturar momentos. Es decir, hacer fotos no por el hecho de que el objeto sea bonito o vaya a quedar bien, si no porque quiero recordar ese momento.
Todas las instantáneas que he sacado recientemente tienen su historia. Decidí presentarlas en forma de dípticos ya que cada par cuenta la misma historia. A continuación puedes ver los 5 dípticos polaroid de diciembre.
Tengo varios carretes pendientes de revelar: uno blanco y negro de 35mm, uno color de 120 y otras 10 instantáneas listas para ser expuestas.
¡Feliz Año a todos!


Fotografía analógica: Una historia de amor Fotografía analógica: Una historia de amor Fotografía analógica: Una historia de amor Fotografía analógica: Una historia de amor Fotografía analógica: Una historia de amor Fotografía analógica: Una historia de amor

Volver a la Portada de Logo Paperblog