Me muerdo el labio inferior hasta hacerlo sangrar.
Ésta no me la esperaba… Colgamos.Busco lágrimas que sé que ya no brotan. No sé dónde las perdí aquella mañana en la que las dejé arrinconadas en la promesa de no volver a llorar nunca.Llamo a P. Sé que es tarde. Necesito oírlo.No es tarde, me dice. ¿Qué ocurre, nena?, añade. Hoy que tendría que llover, no llueve, le digo.Me sueno la nariz y me estalla un pitido en el oído izquierdo.Toso.No puedo dejar de toser.Él sonríe.Bonito diálogo...Y haciéndome un ovillo me dejo acariciar por su voz.No cuelgo, ¿vale?.No, no cuelgues hasta caer rendida de sueño y de cansancio. Deja, ya colgaré yo.