Revista Literatura
Fragmento de la novela: “El Visitante Maligno”
Publicado el 06 febrero 2016 por Fesb2011 @visitantemalignSOLO PARA ADULTOS
“…No tuvo que caminar demasiado para llegar al lugar que había divisado desde su habitación. Para su sorpresa comprobó que estaba colmado de gente. La música era estridente pudiendo notar a algunas mujeres y hombres que como él, estaban solos. También se encontraban parejas bailando; las risas y gritos de júbilo se escuchaban por todo el lugar; no sabía qué estaban celebrando, pero a él eso no le importaba. Lo que quería y necesitaba era matar el tiempo, olvidarse de todo."
" Uno de los cantineros trataba de entretener a la gente de la barra haciendo malabares con las botellas antes de servir las bebidas. Dos parejas se hallaban en una de las mesas bebiendo y conversando. También estaba un grupo de jóvenes riendo y festejando las “piruetas” del cantinero; aplaudiendo sus gracias al momento de servir las copas. Otra pareja por allá se besaba como si quisieran comerse. El humo de los cigarros era denso, parecía que en el local hubiera neblina. Las luces de colores y la estridencia de la música hacían casi imposible sostener una conversación; pero — ¡qué diantres!— la gente quiere parrandear. Al diablo con todo, afuera la lluvia empezaba a disminuir y las nubes daban paso a una luna llena radiante."
" En ese momento sintió deseos de ir al baño. Durante su camino tuvo que traspasar un río de gente bailando, gritando y brincando. En la entrada de los sanitarios observó a dos mujeres abrazadas besándose apasionadamente; una tenía un zarcillo en la nariz y el cabello peinado como una cresta de gallo de colores: rosa, verde y azul, con los ojos resaltados con la pintura negra sobre sus párpados. La otra estaba con el cabello en puntas como si se tratara de la Estatua de La Libertad; ambas vestidas de negro, con esa moda de mallas y botas del mismo color, cadenas y tatuajes. Había parejas abrazadas, gente drogándose en el pasillo. Todo el mundo se encontraba extasiado, envuelto en un frenesí alocado de música, alcohol y drogas sin que nadie prestara atención a lo que sucedía a su alrededor."
" Finalmente llegó a su destino y vio que había hombres y mujeres por igual. Los cubículos de los sanitarios en su mayoría se encontraban cerrados; desde abajo se podía apreciar por la cantidad de pies que había más de una persona y en otros por las posiciones y ruidos, era fácil deducir que no solamente estaban haciendo sus necesidades, si no fornicando o quién sabía qué. Por fin se abrió una puerta y pudo entrar a descargarse, tenía unas ganas de orinar terribles; luego de ello se sintió mejor y más animado. Cuando salía fue capaz de observar en el reflejo del enorme espejo sobre los lavamanos la puerta entreabierta de uno de los cubículos, y pudo darse cuenta de un tipo de barba y bigotes arrodillado en el piso estaba prodigando sexo oral a otro sujeto que no logró distinguir; los hombres y mujeres iban y venían sin cesar. "
" Estaba un poco mareado pero a la vez la adrenalina lo iba acelerando. Algunas mujeres bailaban solas con esas ropas raras, donde predominaba el negro y el cuero. Hombres disfrazados de mujeres, mujeres disfrazadas de hombres y todos bailaban; así fuera solos o acompañados. Trató de llegar al bar para pedir una copa, pero fue imposible; había demasiada gente. En ese punto, comenzó a detallar el local pudiendo notar que estaba decorado como si celebraran el día de brujas: calabazas, calaveras, murciélagos de plástico, telarañas y luces colgando de las paredes y el techo. Gente con disfraces de vampiros, esqueletos y demás. Bebidas humeantes y las pinturas luminosas reinaban por doquier, entonces la vio…"
" No era muy alta, de cabello negro con rayos dorados y rojos, ojos grandes, un poco rellena, pero tenía grandes senos que se le asomaban por el escote del vestido negro que terminaba en una atrevida minifalda que a duras penas ocultaba el final de sus nalgas. Era una especie de mortaja sexy rematada por una botas de cuero. Sus ojos estaban remarcados con sombras oscuras y colmillos de plástico que le sentaban muy bien dándole una apariencia siniestra y a la vez atractiva. .. se aproximó un poco y la vio bailando con un grupo, ella lo miró y pudo percibir entre los salvajes reflejos de las luces: ¿una sonrisa? Era una invitación a bailar. Se acercó aún más y pudo notar su piel blanquísima que contrastaba con la oscuridad de su vestido."
" …intentó hablar pero no pudo escuchar su propia voz. La estridente música hacia que la gente se comunicara a gritos. En ese momento pudo apreciar que del ombligo de la mujer colgaba un adorno en forma de león plateado y cuando ésta abrió la boca, notó que en la lengua poseía una bola pequeña de metal que la atravesaba. Instintivamente pudo percibir que estaba excitado. Como adivinando sus pensamientos ella sacó la lengua y la comenzó a mover; éste advirtió que se encontraba en un círculo de gente quienes bailaban alrededor de ambos pero no decían nada. Alguien alcanzó a la mujer una copa con un líquido verde, humeante que bebió y luego se acercó al hombre. Lo agarró con una mano por la nuca ofreciéndole sus labios; cuando lo besó pasó su lengua dentro de su boca y a la vez el líquido que acababa de beber. Éste lo sintió en su paladar como iba pasando a través de su garganta y esófago, quemándole el estómago y llegando a su cabeza como la explosión de un cartucho de dinamita. De inmediato empezó a ver estrellas blancas sintiendo la lengua de su pareja revisando su boca con fuerza y sensualidad. La pequeña bola de metal le hacía cosquillas en el paladar, dejándose llevar por la placentera y erótica sensación. Los recuerdos de… y de… se iban desvaneciendo hasta que, por fin Lago Feliz, puedo escapar de la prisión de sus pensamientos."
" La abrazo con vigor y comenzó a tocarla por todos lados; centrando su atención en las nalgas, caderas, pubis y senos. Estaba excitado como un animal en celo y ella correspondió a su impulso tocándolo de igual manera; sus ojos brillaban como centellas cada vez que las luces se reflejaban en ellos. Prosiguieron allí, mientras la gente continuaba bailando: se estaban comiendo a besos. No eran caricias; era un manoseo violento, obsceno y salvaje. Sintió la mano de la mujer en su entrepierna restregando su erguido miembro y luego se detuvo. Lo sujetó de una mano e hizo que la siguiera hacia otro lado, guiándolo entre el mar de gente. Atravesando la pista de baile hasta llegar a un extremo donde había una reja de madera. Tras esta había una puerta disimulada que a simple vista era difícil reconocer. Bloqueando el paso se hallaba un corpulento hombre vestido de blanco; su disfraz semejaba al de un enfermero o cirujano. Los atuendos de los asistentes al local eran tan raros y diversos que ya nada le llamaba la atención. El “cirujano” les abrió la puerta; en ese momento pudo ver que había una escalera que descendía a lo que parecía una especia de sótano. Titubeó un poco antes de entrar pero un “beso francés” y una buena manoseada de su nueva amiga, disiparon cualquier sombra de duda. Así fueron bajando, hasta llegar a una habitación, con una cama rectangular adornada con flores y estatuas alrededor: eran efigies de ángeles, vírgenes y santos. La iluminación era exigua. Apenas una luz amarillenta que simulaba provenir de la parte posterior de la cabecera de la cama..."
Fragmento de la novela: “El Visitante Maligno” de:
Fernando Edmundo Sobenes Buitrón
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