"...La cabellera larga y rizada combinaba a la perfección con un rostro terso y delicado que mostraba las facciones andróginas de ese divino ser, haciendo difícil determinar su género sexual. Estaba vestido con una túnica que lo cubría desde el cuello hasta los tobillos y mostraba sus delicados pies desnudos sostenidos por una lapídea superficie. La marmórea efigie con su piel de alabastro curtida por el paso del tiempo y los embates de la naturaleza, se hallaba de cuclillas y tenía la mano derecha colocada de lado alrededor de la oreja como si quisiera escuchar los sonidos provenientes del suelo; mientras que la otra, abierta y extendida hacia la izquierda, simulaba silenciar a un invisible público para no ser interrumpido en su captación acústica. Aquella sobrenatural imagen con las alas desplegadas hacia los lados daba la impresión de haber descendido desde el cielo, prestando atención a los sollozos de dolor provenientes de un alma torturada y atrapada entre las sombras. Los sólidos ojos opacos y tristes, miraban con dulzura a la sepultura que yacía a sus pies. Bajo esta imponente efigie de cuerpo entero reposaba una lápida de color negro en la que se podía leer el nombre de quién allí yacía, así como la fecha de su nacimiento y partida de este mundo..." (Fragmento de la novela : El Visitante Maligno II. de Fernando Edmundo Sobenes Buitrón)
Fragmento de la novela: El Visitante Maligno II
Publicado el 10 enero 2015 por Fesb2011 @visitantemalign"...La cabellera larga y rizada combinaba a la perfección con un rostro terso y delicado que mostraba las facciones andróginas de ese divino ser, haciendo difícil determinar su género sexual. Estaba vestido con una túnica que lo cubría desde el cuello hasta los tobillos y mostraba sus delicados pies desnudos sostenidos por una lapídea superficie. La marmórea efigie con su piel de alabastro curtida por el paso del tiempo y los embates de la naturaleza, se hallaba de cuclillas y tenía la mano derecha colocada de lado alrededor de la oreja como si quisiera escuchar los sonidos provenientes del suelo; mientras que la otra, abierta y extendida hacia la izquierda, simulaba silenciar a un invisible público para no ser interrumpido en su captación acústica. Aquella sobrenatural imagen con las alas desplegadas hacia los lados daba la impresión de haber descendido desde el cielo, prestando atención a los sollozos de dolor provenientes de un alma torturada y atrapada entre las sombras. Los sólidos ojos opacos y tristes, miraban con dulzura a la sepultura que yacía a sus pies. Bajo esta imponente efigie de cuerpo entero reposaba una lápida de color negro en la que se podía leer el nombre de quién allí yacía, así como la fecha de su nacimiento y partida de este mundo..." (Fragmento de la novela : El Visitante Maligno II. de Fernando Edmundo Sobenes Buitrón)