- Eva, no le des más vueltas, porque todo está escrito, está escrito .¿Y si todo estuviera escrito? ¿Y si nuestra vida, que en apariencia está hecha de casualidad y de azares, de desencuentros y de coincidencias, en verdad estuviera sujeta a una lógica implacable? ¿Y si todo se encadenase a través de lo que sólo de ineluctable tiene el destino?La idea de que “todo está escrito” ejerce un innegable poder de seducción: ésta le confiere a la existencia la belleza de una historia bien hilvanada, la coherencia de un relato donde todo pareciera organizarse a la perfección. La vida, se convierte en una novela. ¿Bonito, no?Afirmarlo no significa sólo que no creamos en el azar; eso es un testimonio fundamental de nuestro deseo de ver que la vida es algo más que una aburrida y monótona sucesión de días.Instauramos entonces dentro de esa banalidad la tensión de una intriga. Los acontecimientos de nuestra existencia se revisten entonces de una importancia de la que en apariencia carecían. Pienso que nada es insignificante ni inconsistente cuando todo puede encaminarse hacia un desenlace, un tercer acto. No se trata de construir castillos en el aire ( ¡ay¡, que se me ha escapado una de ésas sin querer) inventar vidas paralelas imaginarias ni de embellecer la realidad sino de ser capaces de percatarnos de que detrás de lo prosaico y/o de lo cotidiano hay, o puede caber una dirección o un significado como en todo buen guion digno de un buen decorado. Ricoeur, un filósofo contemporáneo habla de nuestras existencias casi como de las intrigas de una novela policíaca : “Contestar a la pregunta ¿quién? Es contarnos la historia de una vida. Saber quién soy, entender (o al menos intentarlo) lo que hago, asumirlo y proyectarme en un futuro sería hacer de mi vida una historia que merecería contarse. Sin todo eso, todo sería azar, rutina e imprevistos. Seríamos por así decirlo, al mismo tiempo, los lectores pero también los narradores de nuestra propia vida. Un ser humano se reconoce en la historia, o la trama, el hilo narrativo de que se va contando o narrando a sí mismo, y sobre sí mismo. Y mi vida no valdría la pena ser vivida sino pudiese contarla, narrarla, o poetizarla o simplemente vivirla en primera persona. Así que creo, que aún podemos escribirla y (d)escribirnos.Y no, creo que no, TODO, no está escrito. ¿o sí? Sólo sé que no sé nada... pero éste , el que se mandó esta máxima, sí que sabía... y vaya si sabía...Todo tipo de crítica, es aceptada, con todo el cariño…;-)
P.S. Nuestra historia… aquí.