Revista Diario
Frente al espejo
Publicado el 19 enero 2011 por LaurytytaMira que eres presumida.
Cuántas veces habré oído esto mientras me arreglaba el pelo: flequillo a la izquierda, flequillo a las derecha, sin flequillo, otra vez a la izquierda....
Pues si, algo presumida si que soy para que nos vamos a engañar... Me gusta llevar el modelito (o hato que diría mi abuelo) adecuado para cada ocasión, incluso para hacer senderismo si se da el caso.
Por eso esta tienda del barrio de Salamanca con el escaparate dando la bienvenida frente a la salida del metro de Diego de León no pasó desapercibida para mi la primera vez que la vi. Ni la segunda, ni la tercera, ni la cuarta... muy a mi pesar sigo viéndola cada lunes. He visto como ha ido cambiado su escaparate poco a poco, alguna que otra vez he entrado a ojear y finalmente me he puesto frente al probador y he picado...
Creo que puede servir como escusa para por fin contar mi historia de estos últimos meses.
El conflicto comienza en septiembre cuando a raíz de un embarazo molar me diagnostican una enfermedad trofoblástica que parece de ciencia ficción, que hay que controlar y que se va complicando hasta desembocar en una guerra dividida en lo que parece serán duras batallas de quimioterapia.
La tristeza de haber perdido la ilusión de una nueva vida queda en segundo plano para luchar ahora solo por mi propia salud.
Lo primero es hacerse a la idea, preparar la mente para lo que se avecina y armarse de mucho valor con suficientes cartuchos de optimismo.
Lo segundo es llevar en tu petate todo el apoyo de los que te quieren y a los que necesitas pero también hacerles saber que eres fuerte y no caerás.
Y lo tercero... como todo soldado... pasar por peluquería y meter la tijera a esa cabellera pelirroja, teñida si, pero tan propia que ya ni los que te conocieron como una niña rubita te la cambiarían.
De primeras "solo" treinta centímetros para quedar casi como Lilu, son los más traumáticos y por mucho que el peluquero te diga que estás más guapa así, por mucho que tu prima Anita que ya siendo un bebé te veía bonita te diga que estás mona de cualquier manera y aunque sepas a ciencia cierta que tu marido, aunque te conviertas en la caracono, te seguirá diciendo "y yo a ti preciosa", como no lo haces porque realmente quieres ni siquiera te ves más guapa que cuando te mirabas en un espejo de la discoteca con la melena totalmente encrespada diciendo "que asco de pelo un día me lo rapo".
En vísperas de la segunda batalla nuevo corte para quedar ya como Juana de Arco (esque Mila Jovovich me encanta).
Y desde entonces cada mañana me doy un tirón pensando si seguirá ahí, y ahí sigue cuando ya me preparo para la cuarta batalla.
No se si finalmente me convertiré en pirata, pero de ser así no me quedará más remedio que coger el timón de mi bergartín y luchar con diez cañones por banda viento en popa a toda vela.
Presumo también de ser buena paciente por eso hice caso al doctor cuando me recetó muchas sonrisas y me prohibió totalmente las lágrimas. Tengo mis truquitos para desahogarme, hay quien fuma mariguana, yo prefiero este de llorar palabras, sobre todo en las noches de insomnio de hospital.
Y si alguna chica en mi situación lee esta entrada debe saber que ni el mejor pelo Pantene, ni el mejor color de cara puede hacer más bello el rostro que una luminosa sonrisa nacida de las ganas de disfrutar de cada día. Es más, el mejor piropo que recuerdo fue una frase que me dijo un amigo por chat desde el otro lado del charco después de mucho tiempo sin hablar cuando le dije que estaba bien, todo igual que siempre: "¿tan sonriente como siempre? yo te recuerdo así", dijo él.
Para todo lo demás:pañuelos, gorros, sombreros, maquillaje, vestidos de colores, collares, pendientes, abalorios..... que se pueden comprar en esta coqueta tienda con fachada verde esperanza y nombre de agradecimiento.
¡Gracias a todos por el apoyo que me estáis dando!