Revista Diario

Freud, la animadora y los recuerdos reprimidos

Publicado el 22 julio 2010 por Julianotal @mundopario
Freud, la animadora y los recuerdos reprimidos
Creo que los últimos sucesos que me acontecieron a nivel personal fueron prácticamente intrascendentes, aunque merecen ciertas reflexiones para terminar como comencé: divagando.
Luego de postear (¿se dice así chei?) lo concerniente a la animadora perseguida por el tiempo (un relato boludo que, no obstante, me pareció simpático) me llamó poderosamente la atención el error que cometí al transcribir su nombre: Celecia. ¿Existe tal nombre? Que se yo, pero al no avivarme en preguntar su nombre me había fijado en su firma que parecía bastante legible. Aunque vale notar que se trata de un error que se intentó reparar en otro, es decir, había leído Celicia (¿Existe tal nombre? Que se yo) Entonces, ¿Por qué lo transcribí deliberadamente mal? Teniendo fresco en mente el libro de Freud “Psicopatología de la vida cotidiana”, el renombrado padre del psicoanálisis encontraba en los errores y actos fallidos cotidianos una represión inconsciente de nuestros recuerdos. ¿A qué me remite el nombre Celecia? Pensándolo detenidamente luego (estoy de vacaciones, es decir, tengo tiempo para perderlo en estupideces) descubrí que Celecia es el apellido de un historiador Ernesto Celesia, autor de “Rosas: aportes para su historia”, cuyo libro busqué sin éxito hasta olvidar dicha frustración. Me interesaba porque tenía en mi poder la respuesta crítica al mismo que había realizado Julio Irazusta. Eran momentos que me apasionaba la historiografía y sobre todo las discusiones vinculadas a la figura histórica de Rosas. Evidentemente, Freud arbitrariamente habría notado el reporte del error a partir de esa cuenta pendiente: realizar un ensayo sobre esas discusiones historiográficas.
Ahora el lector atento notará que en realidad el historiador se llama Celesia, y yo copié Celecia. ¿A qué remite este otro error? El honorable Freud relacionaría ese error ortográfico con la vinculación del nombre fallido otorgado a la animadora. Vale recordar que la misma es Profesora de Literatura. Freud encontrará mi deseo reprimido de poder ser aunque sea un alumno bruto que pueda asistir a sus clases de Lengua y literatura. Entonces podría relacionar a lo escrito anteriormente, que en realidad el que estaba perseguido y vencido por el tiempo era yo que, negando dicha realidad, atribuí esa preocupación a la entidad femenina conocida como la animadora.
Finalmente, no puedo (si me permiten la expresión) esquivarle al bulto. ¿Cuál era su verdadero nombre que transcribí erróneamente si era fácil de develar? A esta incógnita el Doctor vienés resolverá a partir de dos hipótesis que pueden complementarse:
1) la raíz de su nombre me remitía al río Leteo, conocido en la mitología griega como el río del olvido. Por ende, radica ahí gran cantidad de mis miedos e inquietudes. Mi temor a patear el tablero y hacer borrón y cuenta nueva. Por otro lado, el Leteo se lleva los recuerdos del pasado mientras el presente efímero empieza con nuevas triquiñuelas que me hacen perecer ante los mismos errores que había tenido. Tiene que ver con el acontecimiento de nuevas musas inspiradoras que llevan a caminos que desembocan en falsas expectativas y desengaños. Como dice Dolina, “el camino difícil es el camino del enamorado y del poeta. Ese camino es el que conduce a la diosa, que es la mujer amada y la única que conoce – o nos hace conocer- la música buscada”. (Habría que incidir en esa relación muy interesante posteriormente, por ahora solo agrego etcétera).
2) Evidentemente soy una persona esquizofrénica, un poco pelotuda, aunque no peligrosa…

Volver a la Portada de Logo Paperblog