Qué bien estaba este capítulo. Y qué divertidos, sus títulos de crédito.
Lo cierto es que ya se va abandonando esa vía de serie procedural, y el trasfondo, esa trama general, gana importancia. Y vuelo. Aunque no me dirán ustedes que esto no tiene visos de ir por el camino (o el despeñadero) de Lost. Como sigan aumentando las preguntas extrañas, volverán otra vez las expectativas que, ansisos, algunos querrán ver respondidas cuanto antes. ¿Quiénes son, en verdad, los calvos sin cejas? ¿William Bell de qué parte está, realmente? ¿Por qué los del otro universo quieren pasar a éste? Voy por el capítulo 17, y supongo que mucho se dejará para una tercera temporada, ya segura según confirma Fox para el próximo año.
Aquí están esos créditos, estilo años 80. Está claro que, desde Lost, en la televisión americana se admite ya casi todo.
Siguiendo la serie, me reafirmo. Los capítulos más enfocados a lo procedural ya me molestan. No son malos; no están mal escritos. Los personajes han ganado fondo, y los actores cada vez están mejor. Pero hombre, los chistes de Walter Bishop siempre introduciendo recetas y comidas mientras teoriza... Se están volviendo repetitivos. En cambio, cuando volvemos a lo que sea que sucede con ese otro universo, todo adquiere mucha más intensidad. Aquí, rectifico; o matizo. Estos señores guionistas ya se toman la serie bastante en serio. Y en algo sí puede que hallemos la mano de Abrams: "pseudomístico" o "reaccionario", según juzgarán algunos, a este hombre parece que le atrae ese tema tan de ciencia-ficción, por otra parte (pienso en Stanislaw Lem): los cruces, exclusiones y choques de la religión y la razón.
Lo que sucede es que volvemos a lo mismo: todo se vuelve complejo. Si la trama general asume tal protagonismo, puede que "enganche" a más espectadores, o a los que ya eran fieles. Al tiempo, cada vez más, como sucedía con House, los capítulos "sueltos", donde se centre más en la investigación de un caso en particular se asimalarán más con "un relleno".
Volviendo a House, ya a partir de la tercera temporada, los misterios médicos nos servían como falso interés en cada episodio. Con esto quiero decir que un principio que enganchara no me parece que fuera el motivo real por el que seguíamos viéndolo. Los casos ya no son (no pueden serlo) tan bizarros o curiosos, con lo que los giros de la trama principal de cada episodio resultan un tanto eso: una especie de esquema que te resguarda del aburrimiento. Poco más: lo que queríamos era saber de los próximos pasos de House. Ahí coincido con este post de aquí. Esa trama general, la que se supone que era ese trasfondo, ese leit-motiv de toda la serie, ya se nos antojaba más atractiva. Cuando Foreman, Cameron y Chase se marcharon, los guionistas podian haber optado por centrarse más en el doctor, Wilson y Cuddy: ese triángulo tan desternillante, en ocasiones, y tan desequilibrado, en otras. Pero no. Introdujeron nuevos personajes.
Esto, a veces, puede que provenga de decisiones de producción. Si tienes más secundarios, ayudas a que los principales (que no el protagonista; Hugh Laurie está rodando todos los días muchísimas horas) tengan menos sesiones de grabación. Y, por tanto, se les paga menos. Sin embargo, con el tiempo, estos actores también pedirán más dinero. Lo que hará que aumenten los capítulos que se dediquen a sus subtramas personales (¿no le pasó a Lost algo similar?). Cuando el equipo comandado por David Shore decidió, además, traer de vuelta a ese trío que ellos mismos "expulsaron" la temporada anterior uno no podía sino preguntarse si no existían razones de producción de por medio.