¿Cómo puedes ser tan frío? Tan poco empático. Te quedas aletargado cuando no lo queremos y vuelas en los momentos que tanto queremos abrazarte. En los instantes que necesitamos hacer eternos. Pero no, sopla un poco de brisa a tú favor y haces que desaparezcan.
Tiempo, gélido como el hierro en pleno invierno, poco afable, nada cercano. El día que quieras algo con todas tus fuerzas y tus manecillas te lleven la contraria, quizás ese día, entenderás el motivo de mis lágrimas.