El pequeño Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar y Borbón y Sáenz de Tejada y Grecia se ha pegado un tiro. Ha intentado suicidar su pie. El nietísimo del Rey e hijo de Jaime Rafael Ramos María de Marichalar y Sáenz de Tejada y de la Infanta Elena María Isabel Dominica de Silos de Borbón y Grecia (esto ya parece un culebrón venezolano) ha sufrido un pequeño accidente al manipular una escopeta. Un disparo casual, dicen.
Y qué coño hacía un niño de 13 años con una escopeta, me pregunto. La respuesta nos la da su madre, la Infanta, y su abuela, la Reina... y además entre risas: "es que estos niños, ya se sabe, es normal... nada, que estaba de caza y eso...". ¡Manda huevos! Ahora comprendo a los niños que han estado traumatizados en su infancia. No tenían una escopeta con la que dispararse en el pie, y ni siquiera les dejaban ir a cazar ranas. Y eso marca... y mucho.
Si a usted se le ocurre pegar una colleja inocente a su hijo, e incluso si sólo le reprende, lo más normal es que acabe usted en el calabozo. A los hechos me remito. Pero si le presta usted su escopeta y le deja que juegue a ser Rambo no va a ocurrir nada. Al menos es lo que yo interpreto, visto que sólo le pueden pedir a su padre, que le acompañaba en ese momento, una multa ridícula. ¿O es que la justicia no es igual para todos?
Desde luego, este país es de traca. Y es que, con los años que han pasado desde que se rodó, la película "La Escopeta Nacional" (y nunca más traído al caso) retrata España tan fielmente que da hasta miedo.
Claro que lo del pequeño Froilán tiene justificación. Es una tradición familiar. Su abuelo, el Monarca, ya disparó a su hermano mayor, Alfonso (que ahora podría ser Rey) cuando era niño. En este caso no hubo tanta suerte y, en vez de en un pie, le descerrajó un tiro en la frente y murió. Pero claro, es normal. Ya se sabe, entre niños... Debe ser una tradición como esas enfermedades genéticas que se saltan una generación.
Pues nada, que yo para mi cumpleaños quiero una escopeta para jugar todo lo que no he podido cuando era pequeño y, ya por pedir, un nombre como el de los protagonistas de las telenovelas sudamericanas.