Revista Talentos
Elsa buscó su cuerpo desnudo en el espejo de la cómoda. Se soltó el pelo, y un torrente de magia resbaló por sus hombros. Cubrió pechos, caderas y piernas; tapizó paredes y suelos, pero todo su poder y su belleza no pudieron ocultar la soledad de su castillo de hielo.