En todo caso, lo que revela la famosa declaración del gobernador de Veracruz, según la cual en el estado no hay problemas de seguridad, sólo se roban Frutsis y Pingüinos de los Oxxos, revela sin proponérselo otra cosa, quzá peor: en un territorio generoso hay hambre; porque no es cierto aquello de que sólo hay que estirar la mano para comerse un plátano, ya que el campo se encuentra abandonado y la tierra necesita agua y fertilizantes, ciencia, y aquí no hay nada de eso. Quedan los caciques, los asesinatos por el control y desde luego, el abigeo y los rastros clandestinos.
Frente a tanta miseria, Veracruz es una de las grandes reservas del PRI, pero por control: famosas las escenas de El Hombre de Nopaltepec repartiendo dinero en efectivo. Por lo demás, Duarte se la debe toda al nuevo cónsul de México en Barcelona, Fidel Herrera. Mi estado no ha tenido un buen gobernador desde Rafael Hernández Ochoa, quien ni siquiera terminó el sexenio (murió en un accidente carretero, parece que no lo quería Luis Echeverría, que prefería poner a Miguel Carbonell pero Jesús Reyes Heroles, a la sazón presidente del PRI, dijo "Yo no he votado por él"). Acosta Lagunes, Chirinos, Alemán, etc., nada memorable. Y Veracruz se ahoga en su deuda, y no por casualidad, con tanto ratero en la política (el caso del Túnel Sumergido de Coatzacoalcos debiera llamar la atención de la prensa nacional). Pero eso sí, tuvimos los Juegos Centroamericanos 2014, llamados atinadamente Los Juegos del Hambre, ya que por esas fechas se estrenaba un nuevo episodio de la famosa saga Hunger Games. Hubo circo, pero no pan.