margin-left:1.6in;margin-bottom:.0001pt;text-indent:.0in;line-height:20.0pt;
mso-line-height-rule:exactly">
margin-left:1.6in;margin-bottom:.0001pt;text-indent:.0in;line-height:20.0pt;
mso-line-height-rule:exactly">Fuimos niños.
Fuimos verdugos de años con manos glotonas,
con manos febriles, multitudinarias.
Fuimos deseos que crecían en el centro de la noche.
Fuimos jaulas de deseos donde todo es deseo,
signo, sueño.
Fuimos sueños sin causa cuando las causas callaban.
Fuimos, inmunes y bárbaros,
de la sombra a la luz
y en la luz fuimos tristes.
Fuimos los que dejaron lo resuelto.
Fuimos tercos, ingratos
testigos.
Y ahora
hay ombligos en las jaulas,
ombligos llenos, grandes, pequeños,
ombligos de carne más hueso,
ombligos secos, húmedos,
ombligos con dientes afilados
que salen o entran,
que entran.
Y ahora
nuestras manos son raíces quietísimas,
grietas en la tierra
que no esperan nada.
Y ahora
en el centro de la noche
un huésped vigila,
adivina,
crea el mundo, el sentido, el yo feliz.
margin-left:1.6in;margin-bottom:.0001pt;text-indent:.0in;line-height:20.0pt;
mso-line-height-rule:exactly">
margin-left:1.6in;margin-bottom:.0001pt;text-indent:.0in;line-height:20.0pt;
mso-line-height-rule:exactly">Ilustración: Enrique Chagoya, Hand of power, 1997