Futuros

Las letras se convierten en sables al paso de los renglones.

Y es que quiero hacerte sangrar. Quiero que te des cuenta de cuanta miseria arrastras. Idiota. Estúpido. Estúpida. Sacrificar tu vida en pos de otra más miserable…

Deja de reprimir lo que sientes, deja de temer a todo lo que dice la tele. Apágala. Sal a quemarte los ojos mirando el sol. Grita por tus hijos que morirán jóvenes, porque no queremos mejorar, porque vas a seguir creyendo las mentiras de los políticos y de los anuncios. Algún día todo cederá porque andamos tirando demasiado de la cuerda.

Piensa por ejemplo, en tu última lista de la compra. Pero no voy a por la crítica fácil. Me da exactamente igual lo que compres o no, lo que puedas permitirte o si dejas el aire acondicionado puesto cuando sales de casa ¡quema el planeta! Para mí, hay cosas mucho más importantes de solucionar que un cambio en el clima mundial que lleva ocurriendo durante varias glaciaciones a lo largo de la historia de la Tierra. Porque tus hijos, o tus padres, a penas saben que existes. Y se pierde todo en tu mundo, y te das cuenta del grano de arena que ocupas, y de que es eso lo único que debe aportare el aliento necesario para seguir adelante y seguir planteando, y seguir pensando y sangrar.

Cada vez que me levanto siento náuseas porque me gustaría volverme a dormir. Pero esa fatiga del día a día, no es más que un síntoma de una salud incierta. Porque siento que me muero por dentro. Tiene que haber mucho más, mucho mucho más,  allá de esta pantalla, mucho más allá de tus ojos, donde el horizonte se mezcla con algodón de azúcar y el cielo se vuelve vino tinto y se derrama sobre el cáliz que forman la luna y el mar. Hace tiempo que no recuerdo una puesta de sol tan bonita como aquella que me vio hacerme mayor.

Es bonito darme cuenta que a medida que escribo, me calmo y se me dosifica la rabia, haciéndome menos peligroso para aquellos a quienes van dirigidas mis palabras. Lo siento, pero hoy por hoy digo adiós a los borradores, no pienso escribir sobre un texto predefinido (a menos que lo avise). Me gustaría aprovechar los últimos años de libertad de expresión para decir todo lo que tengo que decir, y es que la ola que se avecina me hace temblar, porque todo lo que conocemos se volverá gris o de un color aún inexistente, porque el mundo va a seguir avanzado y nosotros al final acabaremos anclados a un suelo o a un silencio. Probablemente, al finalizar el siglo no exista nada, o tal vez, la existencia ya se haya resuelto.

Hace tiempo que ando preguntándome sobre si es verdad que lo que dices perdura en el tiempo como una nota desentonada. El tiempo, el espacio…

“El espacio es solo espacio, la vida es solo vida, igual en todas partes.” -Coetzee

Igual en todas partes… ¿cómo se miden las diferencias? ¿cómo se mide tu vida?

El auténtico cielo está aquí, bajo este mismo techo, en este espacio, en este tiempo. Aunque quieran vendernos que necesitamos morir para alcanzarlo. Usar el futuro como un escudo es una estupidez. Mueve una ficha hoy, y derrumbarás una muralla mañana o construirás una inmensa torre ¿quién sabe? ¿eres capaz de aguantar el tirón?

Nadie puede decirte que te depara el futuro, pero tú decides cómo quieres afrontarlo.