Revista Talentos
G-77: crónica de un agravio al país más pobre de Sudamérica
Publicado el 14 junio 2014 por Perropuka“Hemos caído en una hemorragia de encuentros presidenciales. Las cumbres están bien pero deberían tener una jerarquía y un producto final. De lo contrario, lo único que hacemos es dar trabajo a las cadenas hoteleras y a las agencias de viaje, pero perdemos el tiempo maravillosamente. Hay que cuidar un poco más los recursos públicos. Ha habido un cierto abuso de encuentros, cumbres y cumbrecitas” (José Mujica, en una entrevista, tiempo atrás).
Todo ese “nuevo orden mundial” que humea fosforescente desde Santa Cruz, considerada estos días la “capital del mundo”, con ínfulas de ser un paradigma intergaláctico, me sonaría a chanza monumental, a ocurrencia descuajeringada de unos iluminados. Todos esos preparativos grandilocuentes, esos torpes simulacros antiterroristas y demás operativos de seguridad que parecen estar hechos para estrellas del cine; ciertamente recuerdan a escenas de una serie policial cutre. Reiría hasta reventar, si no fuera habitante de un país tan secularmente atrasado y pobre como el nuestro. Todo aquello sería un macarrónico paseo, una simpática anécdota con el arribo de pintorescas delegaciones como la de Suazilandia, a cuyo tiránico reyezuelo me gustaría preguntarle acerca de su harén y el procedimiento para mantener la paz entre sus esposas y concubinas, allá en su ignoto reino del sur de África. Pero no estamos para celebraciones, porque la payasada solemne la pagamos todos los bolivianos. Que no son gastos dispendiosos, defienden ufanos los cortesanos; que ante todo está en juego la imagen de Bolivia para demostrar su capacidad de organizar acontecimientos de gran envergadura, sostienen muy sueltos de cuerpo y a barriga llena. Después de haberse vanagloriado con el Dakar, quién sabe, dentro de poco el insaciable caudillo presente su candidatura para un Mundial de fútbol, porque él sí va a estar presente, aunque sea en el año 3.000 en calidad de momia, como dijo un escritor. Nunca se había visto tamaña afrenta a las necesidades más urgentes de este país.
-Para empezar, se insulta a los cruceños y a su rica cultura, mandando a cambiar algunos nombres vernaculares de los salones donde se celebran las reuniones por títulos tan ilustrativamente andinos como Illimani. La cosmovisión altiplánica sigue avasallando, como si no hubiesen indígenas amazónicos, al haber impuesto el logotipo oficial de la Cumbre con símbolos andinos, estampando la bandera arcoíris de los aymaras y el pajarito burdamente copiado de Nazca. Ni siquiera incluyeron, para disimular, un diseño abstracto de un carretón, trapiche, sombrero de palma u otra seña típica de la región. Los otrora insumisos cambas de pelo en pecho y cinturón canana, solo pusieron -de buena gana- su linda ciudad para que otros se revuelquen en sus camas, la pisoteen y la ensucien. Y esto es el colmo, con recursos desembolsados por los propios cruceños a través de su alcaldía y gobernación, pisoteando sus principios autonómicos que tan vigorosamente defendían. Lo del turismo y otros beneficios intangibles es pura cháchara, apenas migajas para los artesanos. De yapa, se instruye la iza de la bandera nacional en edificios públicos y privados, como si fuera una fecha patriótica más. En resumen, como alguien tituló: “una cumbre sin alma cruceña”.
-Segundo, el haber decretado abusivamente feriado departamental los días viernes 13 y sábado 14 de junio, perjudicando inmisericordemente a las pequeñas empresas y otros negocios familiares que están obligados a pagar a sus empleados por estos días ociosos. Además, está el detalle de que en días feriados no trabajan ni los mendigos y, aunque quisieran, los han desalojado oportunamente de las iglesias, plazas y otros sitios donde habitualmente pululan. En contrapartida, la burguesía cruceña, a través de sus proveedores mayoristas, cadenas de hoteles, restaurantes caros y puteros de lujo, se frota las manos de puro placer, ¿o me van a decir que los visitantes irán a comer en los mercados populares? Sepa usted, estimado lector que, Santa Cruz, aparte de tener paisajes maravillosos por su tropical clima, posee una próspera industria de prostitución de alto vuelo, ofrecida mediante catálogo por agencias especializadas.
-Tercero, el caudillo se largó a la ceremonia de inauguración del Mundial, sin haber sido invitado ni por la FIFA, ni mucho menos por la fiera Rousseff, de quien se dice que no lo traga por diversos encontronazos diplomáticos entre ambos países. La foto que mandó un internauta fue muy ilustrativa: el líder estratosférico posando en la gradería como si fuera un pedestre hincha más, con la pequeña gran diferencia de que él no se costeó la entrada ni el pasaje. Como todo un millonario caprichoso no pidió permiso ni al Congreso, como era su obligación, y utilizó el avión presidencial cuyo, para quien no sepa, costo de operación significa al tesoro público una sangría de 6.000 dólares por hora de vuelo. Apenas terminó el partido, volvió a toda prisa a Santa Cruz, acompañado del funcionario más inocuo del mundo-el calmadísimo Ban Ki-moon- que coincidentemente paseaba por Brasil, aterrizando cerca de las once de la noche, y aun tuvieron energías hasta para saludar protocolarmente a cuanto fantoche asomó las narices por allí.
-Cuarto, el haber entregado con toda pompa ocho motocicletas Harley Davidson a la escolta presidencial para estrenarlas en estos días. Yo no sé si la Casa Blanca usa motos de esta marca para acompañar a su presidente, pero en todo caso se trata de la nación más rica del mundo y el gasto será proporcional a su importancia. A ver, ¿cómo suena que un mandatario dizque austero y humilde se haga escoltar a todo lujo como si fuera un emperador; el que se proclama paladín contra el imperialismo, ordene comprar carísimos motorizados de su peor enemigo? Aun más, sirva de vergonzoso contraste el hecho frecuente de que la policía nacional se niegue a acudir a un llamado de vecinos por falta de gasolina o por culpa de que sus vehículos están en pésimas condiciones.
-Quinto, los dirigentes, tanto del partido oficialista como de sus innumerables aliados de los movimientos sociales y demás sindicatos de toda laya, viajaron por centenas con todos los gastos y viáticos pagados, llevando sus catecismos para seguir repitiendo como loros la doctrina aprendida del Vivir Bien y otras pajas pachamámicas de reciente data. Lo mismo se puede decir de una nutrida delegación de diputados y senadores que arribaron a la metrópoli cruceña para degustar el majadito o un locro de gallina, con la diferencia de que se trasladaron en avión tal como manda su arrogante condición de honorables levantamanos.
-Sexto, según fuentes oficiales, en el plan de seguridad se gastará alrededor de 15 millones de dólares. No sale barata la movilización de al menos 4.500 policías, a quienes, sobre la marcha se les dotó de equipamiento nuevo y armamento para aparentar que están bien atendidos (tal como muestran los recientes spots), muchos de los cuales fueron acarreados desde Cochabamba y otras ciudades, dejando desprotegidas a las mismas, desde ya agobiadas por el escaso número de agentes frente a la constante arremetida de la delincuencia. Por si no bastara se ha movilizado a unidades del ejército con tanquetas y jeeps, y finalmente se ha trasladado al regimiento Colorados (guardia pretoriana de Palacio Quemado) para recibir a toda hora con casacas y sables a todo cuanto viajero descienda de un avión, aun en medio de la lluvia y de la agotadora espera. Ni hablar de las caravanas de vehículos de traslado, patrullas, banda de guerra, guardaespaldas, funcionarios de protocolo y cancillería, garzones de paraguas, y otros auxiliares conformando un abigarrado séquito.
-Séptimo, a pesar de las “inversiones” en infraestructura y comunicaciones efectuadas a marchas forzadas en la ciudad oriental, como la ampliación de la terminal de carga del aeropuerto, el estreno de una fuente con luces supuestamente inteligentes, la construcción de una avenida conmemorativa de 14 kilómetros en tiempo record, trabajando día y noche, aun con lluvia que hacen avizorar que dentro de unos meses sufrirá un rápido deterioro; a pesar de todo ello, días después de que los visitantes se hayan ido, las instalaciones languidecerán por su capacidad ociosa, y se hará menester desmontar todos esos decorados de cartón piedra y demás parafernalia temática levantada a todo trapo. Todo un despilfarro astronómico de dinero para apenas dos días.
-Octavo, y esto es lo inaudito, aparentemente, todo país anfitrión está en la obligación de correr con todos los gastos. De ahí que no extrañe que hayan llegado más de un millar de representantes de los países miembros, además de personalidades destacadas, intelectuales, artistas y activistas afines, a quienes la cancillería se encargó de enviar pasajes y velará porque sean atendidos a cuerpo de rey durante su estadía. Románticos izquierdistas que chupan como garrapatas de los recursos de un miserable país. Todo sea para volver a poner a Bolivia en el escenario internacional, en un supuesto sitial privilegiado de las naciones revolucionarias, ejemplo de hermosas reformas y faro mundial para admiración de la humanidad entera. Este país es una fiesta de chivos y urracas. Ojalá fuera una pesadilla.
-Noveno, la cumbre será tan notoria y trascendente que apenas los mandatarios de los países más exóticos del planeta se han dignado a asistir. Curiosamente, caudillos y gobernantes denunciados por violaciones a los derechos humanos, tales como Raúl Castro, el dictador Obiang de Guinea Ecuatorial, o el vicepresidente de Irán como delegado de uno de los regímenes más opresivos. Altos funcionarios de naciones desconocidas como Namibia, Sri Lanka, El Salvador, y muchas otras cuyo paso no significa nada. Si no fuera por la solidaridad de los cuates de la Unasur como Correa, Maduro, Cristina y Mujica, el acontecimiento sería un turístico intercambio de banderitas y presentes, y quién sabe hasta de cromos, ya que la atención mundial está claramente concentrada en el torneo futbolero. Lo decepcionante es que Mujica avale esta farsa millonaria con su presencia, se transforma automáticamente en cómplice a pesar de sus buenas intenciones y tristemente hace de tonto útil, enarbolado como estandarte de una ideología falsa y delincuencial.
Por último, la guinda en el pastel, el gobierno encargó la elaboración de joyas de oro de 18 quilates, con incrustaciones de piedras preciosas como regalo a los presidentes (alrededor de 30 confirmaron su llegada) o en su defecto a los representantes de delegaciones (130, según datos oficiales). En otro alarde de falsa modestia, el vicepresidente las justificó, afirmando que son muestra de nuestra riqueza. Para variar, no contentos con dejar a las transnacionales saquear los yacimientos minerales, obsequiamos anillos como si fuera una graduación. Que venga el vals.
¿Sabrán el señor Ban Ki-moon y todos los otros grises burócratas de la OEA, y de otros organismos multilaterales presentes que, en Bolivia existen 2,2 millones de ciudadanos (de un total de 10 millones) que viven en la extrema pobreza?, es decir con insuficientes recursos para comer dignamente, mientras el gobierno está preparando con todo entusiasmo comilonas multitudinarias con un toque costumbrista para impresionar a los visitantes. Encima, el servicial coreano se presta a los intereses electorales del caudillo, acompañándole a inaugurar un vulgar coliseo que, ¡oh venerable casualidad!, lleva el nombre del ilustre asiático, en un municipio cercano, donde le pusieron a bailar cueca al lado de una ministra disfrazada de cholita cochabambina, además de inmortalizarlo grotescamente en un bajorrelieve de madera con su efigie junto a la del caudillo sudamericano, como si se miraran para la posteridad.
De mis compatriotas no espero nada porque gozosos aplauden el banquete aunque no les llegue ni el olor de los manjares. De los visitantes informados esperaba algo de cordura y sentido común. Si supieran que esos 75 millones de dólares que costará la cumbre, otros hablan de 100 millones, nunca se sabrá; hubieran sido sensatamente invertidos en salud, educación, caminos, seguridad ciudadana y tantos otros rubros para vivir en condiciones mínimamente decentes. Todo el mundo le hace juego al cacique en su millonaria campaña para perpetuarse en el poder. Es para llorar.