Quería escribir por segunda vez sobre el poeta Gabriel Ferrater, y no será la última. La otra la tenéis aquí: Gabriel Ferrater, el monstruo. Cito a Ferrater porque tenía razón, en sus pasos entre la modernidad y la tradición poética. Hoy, quizá más que ayer, sus versos de Canción de atreverse a poder, en catalán de Cançó del gosar poder, cobran mayor vigencia en esta crisis y desestructuración, que rima con desorientación (…y yo el primero, que decía Fernando VII…). He aquí un pedazo poema de Gabriel Ferrater, acaso el mejor de los poetas catalanes en decenios, a excepción de un libro, Mascarada, de Pere Gimferrer. Pero ese no es el tema. En esta Canción, el poeta habla de sublevación, de rebelión contra las cosas y las castas extractivas establecidas, con unos últimos versos que son una reflexión explícita a la guerra de Vietnam, que no será tampoco la última. Que difícil es recordar, que difícil aprender. La Canción, el poema, está traducido al español por tres maestros.
Canción del atreverse a poder
Atrévete a poder ser fuerte, y no te detengas:
atrévete a poder ser viejo, que si tienes hijos
un testamento les atará bien corto.
Atrévete a poder que no te guste mucho
ir testado por un mundo que se separa.
Si te sobran hijos, arréglales una guerra. Atrévete a poder dar trabajo a “charnegos”.
Con tu sueldo, comprarán vino bastante agrio
para que en tres años les pudra los dientes.
No te dé miedo: tú toma el opio de los ricos
(opio, te llega de Escocia y de Roma). Tú, muchacho nuevo, confía en años futuros.
Bastante tiempo tendrás de hacerte amigos virgilios
que te leguen eneidas que salvar.
Atrévete a poder hacerte persona augusta
cuando tengas tiempo. Y hoy, Octavio, chico,
atrévete a poder degollar a Cicerón. Barbado Alfonso, emperador de España,
primo de un Santo, y Sabio tú mismo,
fíjate bien, que vendrán otros más sabios
a historiarte, y dirán que eres mal rey:
les has perdido una sucia batalla
que ellos se han atrevido a poderse hacer suya. Fíjate bien, general, que una patria
se atreve a poner mucha esperanza en ti.
No te atrevas, no, a poder perder batallas.
Pero tampoco hace falta ganarlas todas.
Si tienes napalm con que sembrar campos del Norte,
atrévete a poder perder guerras del Sur.
Traducido por Pere Gimferrer, J.A. Goytisolo y José M. Valverde, ni más ni menos.
Gabriel Ferrater tenía razón