Revista Literatura

GALA DE PREMIOS XXI EDICIÓN: EL EXORCISTA de William Peter Blatty

Publicado el 15 mayo 2020 por David Rubio Sánchez
GALA DE PREMIOS XXI EDICIÓN: EL EXORCISTA de William Peter Blatty
  ¡Bienvenidos a una nueva Gala de Premios! En esta ocasión la vamos a celebrar en casa de una famosa actriz, Chris MacNeil, quien nos ha hecho llegar su invitación a través de un técnico de la NASA que conocimos en la anterior edición. 
   Es ya noche cerrada. Calurosa. La escasa luz de la única farola que alumbra la eterna escalinata exterior nos ha dificultado el acceso a esta casa colonial de la calle Prospect, en Georgetown. Picamos al timbre. 
   —¿Qui… quienes son ustedes? 
  Nos abre una mujer esbelta, rubia. Con toda la apariencia de una estrella de Hollywood, aunque muy demacrada. 
  —¿La señora MacNeil? ¡Somos los participantes de El Tintero de Oro! 
  —¿Los participantes del…? ¡Por Dios! ¿Qué hacen aquí? ¡¿Qué hacen aquí?! 
  Un hedor nauseabundo y un frío invernal acompañan el desgarrado recibimiento. También escuchamos de fondo una voz gutural, casi un berrido animal. 
   «¡Tinteros! ¡Tinteros!» 
   Sigue una risa que nos hiela la sangre.

GALA DE PREMIOS XXI EDICIÓN: EL EXORCISTA DE WILLIAM PETER BLATTY

  Esperamos en el living, mientras observamos a Chris en la cocina, en silencio, preparando unos cafés. Sus movimientos son torpes. Nerviosos. Como si esperara que en cualquier momento tuviera que dejar lo que estuviera haciendo y correr hacia la planta de arriba. 
   La planta de arriba. 
  Ya nos hemos acostumbrado al pestilente olor, con sabor a podredumbre, pero no a los ruidos. A esa respiración ahogada, a esos alaridos insoportables que parecen provenir de un lugar más lejano que el que está situado arriba de las escaleras. 
   Chris deja las tazas y la cafetera sobre la encimera. Se apoya sobre ella bajando la cabeza. 
  —¿Acaso no me lo van a preguntar? 
  Por supuesto, pese al recibimiento y la atmósfera opresiva que nos envuelve, hemos mantenido un discreto silencio al respecto. 
  —Es mi hija. Mi pequeña Regan —dice Chris ahogando unas lágrimas emocionadas. 
  —¿Está enferma? —La obviedad de la pregunta casi nos parece un mal chiste. 
  —Ojalá fuera solo eso... —Chris se lleva un pañuelo a los ojos y recoge la bandeja con las tazas de café—. ¿No les llegó el aviso de mi secretaria? 
  Negamos con la cabeza mientras cogemos las tazas de la bandeja que nos ofrece. 
  El timbre de la puerta nos sobresalta, aunque a estas alturas lo haría hasta el aleteo de una mariposa. Nuestra anfitriona suspira y se dirige a la entrada. Corriendo. Sin ni siquiera excusarse, como si hubiéramos desaparecido. Todos la seguimos con la mirada. 
  —¡Padre Karras! ¡Al fin! 
  —Discúlpanos por llegar tarde, Chris. Este es el padre Merrin. 
   «Merriiiiiiiiiiinnnnnn, Merriiiiiiiiiinnnnnn, ¡maldito bastardo!»
GALA DE PREMIOS XXI EDICIÓN: EL EXORCISTA de William Peter Blatty

  Los sacerdotes visten con sus sotanas. El padre Karras, joven y corpulento, lleva una bolsa que al dejarla en el sofá del comedor nos permite entrever lo que parecen unos roquetes, unas estolas rojas y dos voluminosos libros: Ritual Romano, acertamos a leer. El padre Lankester Merrin, anciano pero esbelto, mira hacia las escaleras. 
  «No es a ti a quién quiero, Merrin, sino a los escritores. ¿Me escucháis? ¡Os quiero a vosotros!» 
  Sentimos escalofríos, como si nuestra sangre se hubiera convertido en cubitos de hielo. ¿Qué significa todo esto? Sacerdotes, una voz de ultratumba, un hedor pútrido… 
  El padre Karras hace un gesto a Chris pidiéndole explicaciones por nuestra presencia. Ella le responde que nos invitó hace unos días y que al parecer no nos llegó la comunicación de su secretaria cancelando la invitación. 
  —No tiene importancia —intercede el padre Merrin con voz templada—. Es mejor, señora MacNeil, así le harán compañía mientras nosotros hacemos… —Nos dirige una mirada compasiva mientras se viste su roquete blanco con ayuda del padre Karras—, lo que hemos venido a hacer. 
  Por supuesto, de buena gana nos excusaríamos y nos largaríamos de allí, aunque ello significara la cancelación de la gala. Pero viendo la ansiedad más allá de la desesperación con la que Chris observa a los sacerdotes subir las escaleras, ¿cómo dejarla sola? Además, ¿qué quería de nosotros lo que sea que esté en la planta de arriba? 
  «¡Mamá, ven aquí, ven aquí, tengo miedo! Mamá, ¡no quiero a estos curas aquí! ¡Haz que se vayan! ¡Tengo mucho miedo! ¡Mami! ¡Mami! ¡¿Es que ya no me quieres?!» 
  La voz que ahora escuchamos es una voz dulce, de niña, suplicante. Chris, por un instante, parece dudar observando la escalera. Hasta que inspira cerrando los ojos. 
  —Me gustaría escuchar sus relatos —dice a continuación dejándose caer en un sillón—. ¿De qué tratan? 
  —Quizá no sean demasiado oportunos —respondemos—. Son de terror. 
 —¿Qué más da? Con lo que he visto últimamente les aseguro que para mí será como ver una comedia de Blake Edwards. 
 Comenzamos a leer nuestros relatos, intentando evadirnos de los ruidos de arriba. De las imprecaciones de aquel demonio, de las enérgicas órdenes en latín de los sacerdotes. De los alaridos, de los golpes, del hedor… 
  Del frío que penetra nuestra piel.
 Un ruido de puerta detiene nuestra lectura. Observamos al padre Karras bajando las escaleras, sostiene a un tambaleante padre Merrin. Sus roquetes y su estola están impregnados de una sustancia de color podrido. Sus rostros son la imagen de quien se enfrenta al abismo. 
  Acudimos hacia ellos. Con la mano, nos piden un poco de espacio. 
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  «Tinteros, ¡hipócritas mal nacidos! Venid a mí.» 
 No sabemos qué hacemos aquí. Y menos qué quiere aquel ser de arriba. Pero la sensación de inutilidad insoportable nos está comenzando a ahogar. 
  —Están cansados —decimos—. ¿Podemos hacer algo? Tal vez podríamos subir unos minutos a esa habitación mientras ustedes toman un… 
  —¡No! —niega Chris—. Se lo prohíbo. 
  —Señora MacNeil —replicamos—, déjenos ayudarla. Sea lo que sea que está torturando a su hija nos está llamando. Quizá podamos hacer algo. 
  —¿De verdad estarían dispuestos a enfrentarse a eso? —pregunta el padre Karras mientras enciende dos cigarrillos, uno para él y otro para Chris. 
  Asentimos. 
  —No veo por qué no. —dice el padre Merrin echándose en el sofá—. Díganme, ¿tienen fe? 
  —Bueno, cada uno tiene sus creencias. 
  —No les estoy preguntando si profesan la Fe. Solo si tienen fe para enfrentarse a lo imposible. 
  Nos miramos unos a otros. Rostros serios, miradas que se entrecruzan nerviosas. 
  «¡Tinteros cobardes, tinteros cobardes!» 
  La cantinela desafiante de aquella voz inhumana termina por convencernos. 
  —Tenemos fe, padre. 
 —¡Dios les bendiga! —exclama el padre Merrin—. Escúchenme, por favor, no presten atención a nada de lo que el demonio les diga. Es un mentiroso. No escuchen. Él vive de nuestras dudas, de nuestros remordimientos, no dejen que se alimente de ello. Deben mostrarse firmes, demostrarle que nada de lo que diga o haga les podrá hacer mella. Solo así conseguirán debilitarlo. 
  Subimos en fila. Escalón a escalón. 
  «Os gusta haceros de rogar, ¿eh? Ja, ja, ja.» 
  Escalón a escalón. 
  «Poseer a un inocente es delicioso, pero hacerlo a quienes fingen serlo es… ¡Ah!» 
  Escalón a escalón. 
  «¿Qué os ha parecido la zorra que parió a esta niña guarra?» 
  Llegamos a la puerta. 
 Al abrirla, una vaharada de aire frío y hediondo nos hace tambalear. Algo denso, maligno, parece impregnado en cada mueble. Hay una ventana. Un gran ventanal cerrado con un candado. En la cama, nos observan unos ojos llameantes de furor. 
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  —¡Orgullosos cretinos! ¡Al fin habéis venido! 
  —¿Por qué le estás haciendo esto a la niña? 
  —¡Oh! Porque nos gusta, porque nos gusta… ¡Y por que es una puerca! ¡Una puerca parida por una zorra! 
  —No se lo merecen. 
  —¿No se lo merecen? Ja, ja, ja… ¿Acaso no sabéis por qué estáis aquí? 
  —Nos invitó la señora MacNeil. 
  —Claro, os invitó. ¿Y por qué creéis que lo hizo? ¿Para disfrutar de vuestros relatos? Tanta soberbia tenéis. ¡Vuestros relatos no le importan a nadie! ¡A nadie! Estáis aquí porque nosotros se lo pedimos. Le dijimos a la ramera que si quería recuperar el cuerpo de la guarra de su hija queríamos escritores. ¡Sí! Sois el sacrificio por recuperar a su hija. ¿Qué os parece ahora la puta de abajo? 
  —¿Por qué nosotros? 
  —¿Vosotros? ¡Qué más nos dan unos que otros! ¿Os creéis especiales? Cualquiera que escriba cuatro líneas nos sirve. Decidnos, ¿por qué escribís? 
  —Porque nos gusta. 
GALA DE PREMIOS XXI EDICIÓN: EL EXORCISTA de William Peter Blatty  —¿Vuestros relatos son tan pueriles como esa respuesta? ¡Falsos! ¡Ah! Cómo os adoro. —De repente, la cabecera de la cama comienza a moverse, a elevarse. ¡Cinco centímetros! ¡Díez! ¡Veinte! —. ¡Oh, cariño! ¡Qué sensibilidad, qué bien escribes…! —¡Treinta centímetros! El demonio que posee a Regan ondula sobre el colchón, amarrado—. ¡Eres genial! ¡Qué inteligente! ¡Qué culto! ¡Qué talento! 
  —¡Mientes! 
  —Miento, es verdad. —Ríe. A carcajadas, mientras cuelga su lengua y la pasa por los labios negros—. No, no es soberbia. Es cobardía. ¡Cobardes! Conejitos asustados incapaces de luchar por la vida que queréis. ¿Os consuela imaginarla? ¿Os tocáis mientras escribís lo que en realidad querríais vivir? 
  Casi agradecemos el frío, que nuestros músculos estén paralizados mientras observamos a ese ser y la negra sombra que lo envuelve. Debemos aguantar. Se lo debemos a Regan. A Chris, al padre Karras, al padre Merrin… 
  A nosotros mismos. 
  —¿Eso es todo lo que se te ocurre? ¿Un discurso sacado de una película de serie B? 
  —¡Noooo! Claro que no. —Aquello pone los ojos en blanco, dirigiéndolos a la puerta—. Tal vez sea otra cosa. ¿Verdad, Karras? ¿Verdad, pequeño Dimmy? 
  Nos volvemos y observamos al padre Karras en la puerta. Colocándose de nuevo la estola roja, en la mano lleva un frasco con agua bendita. 
  —Vamos a continuar. Ya es suficiente, pueden marcharse —nos dice. 
 —¡No he terminado con ellos! —La cama de repente se precipita al suelo. Regan comienza a convulsionar, arqueando su cuerpo más allá de lo imposible hasta tocar con la cabeza sus pies—. Hombre de Cristo, tu madre está con nosotros. ¿No tenías algo que decirle? ¿No deseabas pedirle perdón por haberla abandonado en un asilo mientras tu jugabas con Dios? 
  Al ver el rostro del padre Karras nos damos cuenta de que algo en él ha cambiado, como si una flecha le hubiera impactado en el corazón. El padre Merrin aparece por detrás, poniéndole una reconfortante mano en el hombro. Decidimos dejarlos solos. 
  —¿A dónde vais? ¡Os ordeno que os quedéis! ¡Yo os acuso! Síííííí. —Aquello comienza a salivar un líquido verde—. Es la culpa la que os hace escribir. ¡Patético! ¿pensáis que escribir os redimirá? ¿Qué pecados tratáis de confesar en vuestras líneas? ¡Yo los sé! 
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  Regresamos al living. Temblamos, pero sobre todo con una sensación de amargura y desconsuelo. Chris nos observa, intentando escrutar si el demonio que habita a su pequeña Regan nos ha revelado la intención por la que fuimos invitados. Observamos su palidez, sus ojos húmedos, el oscuro agujero al que está a punto de caer su alma. 
  —Juro que no sabía…, juro que me arrepentí, juro que intenté anular la invi… 
 —Señora Chris, no tiene nada por lo que arrepentirse, sino todo lo contrario. ¿Quiere escuchar el resto de nuestras historias? 
  Ella asiente, agradecida. 
  Al terminar la lectura del último de los relatos, un violento ruido como de algo que se hace añicos nos sobresalta, subimos corriendo las escaleras y abrimos de un golpe la puerta de la habitación de Regan. Observamos la niña asustada y suplicante que ahora ocupa la cama. También el cuerpo que se encuentra a los pies de la misma. 
  Y, por supuesto, la ventana con la persiana arrancada de sus soportes y el cristal hecho pedazos. 
  Nos asomamos a ella y vemos lo que yace al final de la escalinata exterior. 
  Podríamos calificar de muchas maneras lo que hemos vivido, pero cuando observamos a la pequeña Regan abrazando a su madre, solo pensamos en que hemos asistido a un acto de amor.
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MENCIÓN HONORÍFICA

    DEL PUESTO DÉCIMO AL OCTAVO
 10. Con 34 ptos. INSOMNIO (votado por 8 participantes), de José R. Capel y FUERZAS OCULTAS, de Marta Navarro (votado por 8 participantes).  9. Con 37 ptos. SESIÓN DE TARDE EN EL CINE PALMIRA (votado por 10 participantes), de Bruno Aguilar.  8. Con 38 ptos. MARCO POLO (votado por 9 participantes), de Francisco Moroz.
  DEL PUESTO SÉPTIMO AL CUARTO     El número que aparece entre paréntesis se corresponde al total de participantes que otorgaron la puntuación correspondiente.
  7. Con 41 ptos. LAS MOSCAS DE LA GRISALLA, de Emerencia Joseme. Ha sido votado por 11 participantes: 7 ptos. (2), 6 ptos (1), 5 ptos. (1), 4 ptos. (2), 3 ptos. (1), 2 ptos. (1), 1 ptos. (3)   ¡No os perdáis la lectura interpretativa que del mismo hace la propia autora en su canal de YouTube!

  6. Con 46 ptos. LA GOCHA DE JOVITA de Barry Byrne. Ha sido votado por 10 participantes: 7 ptos. (3), 6 ptos (0), 5 ptos. (3), 4 ptos. (2), 3 ptos. (0), 2 ptos. (0), 1 ptos. (2)  5. Con 53 ptos. EL FANTASMA DE KATIE COOK, de Jorge Valin. Ha sido votado por 15 participantes: 7 ptos. (0), 6 ptos (3), 5 ptos. (1), 4 ptos. (3), 3 ptos. (2), 2 ptos. (6), 1 ptos. (0)  4. Con 57 ptos. SANTA, de Isabel Caballero. Ha sido votado por 12 participantes: 7 ptos. (3), 6 ptos (3), 5 ptos. (2), 4 ptos. (0), 3 ptos. (2), 2 ptos. (0), 1 ptos. (2)
  Y llega el momento del podium de ganadores.
 Con 59 puntos se ha llevado el TINTERO DE BRONCE el relato EN LOS CAMPOS escrito por Beba Pihen, en su blog AHORA YO DIGO.
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  Este relato ha sido votado por 13 participantes:  7 ptos (3), 6 ptos (1), 5 ptos. (2), 4 ptos (3), 3 ptos. (2), 2 ptos (2), 1 ptos (0). Enhorabuena a Beba por este reconocimiento que conlleva, además de este diploma digital que puedes colgar en tu blog, la publicación en la antología anual de EL TINTERO DE ORO.
    Con 66 puntos, se lleva el TINTERO DE PLATA el relato LA MALDICIÓN, escrito por Paco López Castelao en su blog CASTRO ARGUL.


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 Este relato ha sido votado por 17 participantes:  7 ptos. (2), 6 ptos. (3), 5 ptos. (2), 4 ptos. (2), 3 ptos. (3), 2 ptos. (2), 1 pto. (3). Enhorabuena a Paco por este reconocimiento que conlleva, además de este diploma digital que puedes colgar en tu blog, la publicación en la antología anual de EL TINTERO DE ORO.
   Con 91 puntos, el TINTERO DE ORO de abril de 2020 corresponde a... LA PUERTA, escrito por PEPE DE LA TORRE, en su blog ENTRE UNAS CUATRO ESQUINAS.

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        Este relato ha sido votado por 17 participantes: 7 ptos (4), 6 ptos (7), 5 ptos. (2), 4 ptos (2), 3 ptos. (0), 2 ptos (1), 1 ptos (1). Enhorabuena a Pepe por este reconocimiento que conlleva, además de este diploma digital que puedes colgar en tu blog y la publicación en la antología anual de EL TINTERO DE ORO, la corrección profesional de Grisel R. Núñez, creadora del blog  CAFETERA DE LETRAS y una radio ficción en vídeo y archivo de audio dramatizada por Ramón Márquez, creador del blog NOVELESCO.
  No hay mayor infierno que el que se encuentra dentro de nosotros. En esa parte de nuestra mente en la que escondemos los rencores, la culpa, las dudas y los miedos. Lo que denominamos demonio quizá solo sea esa voz interior que nos recuerda que, de vez en cuando, tenemos que transitarla y hacer limpieza, antes de que la basura acumulada termine por emponzoñar nuestra alma.

GALA DE PREMIOS XXI EDICIÓN: EL EXORCISTA de William Peter Blatty

¡Gracias por inspirarnos, William Peter!

    ¡Ah! A lo mejor alguno de vosotros se habrá preguntado quién era ese anónimo técnico de la NASA que nos entregó la invitación. Su nombre es Ronald Edwin Hunkeler y ese es el nombre real del niño llamado por la prensa Roland Doe y cuyo caso inspiró a William Peter Blatty para El Exorcista. Tras aquella experiencia, según reveló Blatty, vivió con normalidad y llegó a ser ingeniero de la NASA.
    Y después de transitar la oscuridad, ¿qué tal un viaje al País de las Maravillas para despedir esta temporada?

XXII EDICIÓN: ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS de LEWIS CARROLL

 ¡Última edición de la 3ª Temporada!


GALA DE PREMIOS XXI EDICIÓN: EL EXORCISTA de William Peter Blatty
Tema: El relato deberá contar con, al menos, uno de estos requisitos (podéis elegir uno, dos o los tres):
  • Escribir una historia de Fantasía en la que realidad e irrealidad se entremezclen.
  • Un relato en el que se mencione con sentido la novela Alicia en el país de las maravillas o al autor, Lewis Carroll.
  • Un relato en el que el protagonista sea uno de los personajes de esta novela visitando nuestro mundo real.
Extensión: 900 palabras como máximo.
Publicación: Deberéis publicarlo en vuestro blog en este mes de mayo.
Participación: PARA CONFIRMAR VUESTRA PARTICIPACIÓN DEBERÉIS DEJAR EL ENLACE A VUESTRO RELATO EN LOS COMENTARIOS DE ESTA ENTRADA. 
Plazo: Desde 15/05/2020 hasta el 31/05/2020
Bases completas: AQUÍ
Revista Digital: El Tintero de Oro Magazine del mes de junio incluirá todos los relatos participantes.   Si quieres aportar una reseña de la novela, una crítica cinematográfica de alguna adaptación, una biografía o un artículo sobre LEWIS CARROLL, podréis remitídmela al mail [email protected] hasta el 31 de mayo.

ANTES DE IROS...

  Ya está publicada en YouTube la radioficción del relato ganador de la XIX Edición dedicada como recordaréis a Lo que el viento de se llevó. Por supuesto, os recomiendo escucharla. Así que con ustedes: VIENTOS DE GUERRA, de Isabel Caballero, con la fantástica voz de Ramón Márquez, Novelesco.

  Desde luego que esta edición y la Gala ha resultado intensa, ¿eh? Así que para quitarnos el estrés nada mejor que quemar adrenalina al ritmo de Highway to Hell, de los únicos e inimitables... ¡AC/DC! Absolutamente espectacular concierto en Buenos Aires en 2009. ¡Pura vida!

¡Saludos tinteros!

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