Galáctica: estrella de combate

Publicado el 23 marzo 2010 por Moinelo @moinelo

Durante la época en que Galáctica (Glen A. Larson, 1978) surgió, el mundo de la Ciencia-Ficción y en gran parte el del cine, se encontraba experimentando el resultado de toda una revolución cultural. El nombre de este fenómeno se llamaba La Guerra de las Galaxias, o Star Wars (George Lucas, 1977)

Esta revolución cultural modificó sustancialmente los parámetros habituales con los que el género de la Ciencia-Ficción era entendido por el gran publico, circunstancia que había sido iniciada por la famosa serie de televisión de los años 60, Star Trek (Gene Roddenberry, 1966). Unos efectos especiales innovadores para la época, al servicio de una historia que, a pesar de ser absolutamente clásica (princesas, héroes, imperios del mal, «fuerzas» y monjes caballeros que las manejan, etc.) no había sido importada hasta ese momento a una película de estas características, y que crearon el subgénero de la Ciencia-Ficción de la Space-Opera. Además de esto, se logró definitivamente lo que otras producciones no alcanzaron: convertir la Ciencia-Ficción en un fenómeno de masas, expandir el universo imaginado en la obra hasta límites insospechados, y dar pie a lo que se le vendría a llamar franquicias cinematográficas.

En esta coyuntura y dado el éxito de esta fórmula, no es de extrañar que comenzaran a surgir imitaciones. Tal vez la primera de ellas es de la que trata este artículo.

Galáctica, la idea original

Sin pretender profundizar en todo lo relacionado con estas producciones, lo primero que es necesario aceptar es que Galáctica en su concepción original es una fusilada o plagio inmisericorde de Star Wars. Una vez superado este pequeño detalle y aceptando la magnificencia de la obra de George Lucas en 1977, es también cierto que Galáctica introdujo una serie de novedades que a la postre, han supuesto una no menos importante aportación a como se entiende una buena parte de la Ciencia-Ficción hoy en día.

La mitología en la Ciencia-Ficción

Los guionistas de Galáctica, dándose cuenta seguramente de la aplicación de G. Lucas de mitología comparada a la hora de crear sus personajes e historias, tuvieron el acierto de utilizar la mitología ya existente para darle una explicación plausible acorde con la Ciencia-Ficción. De esta forma, el misterio de la construcción de las pirámides de Egipto, las civilizaciones Maya o Azteca, o la Atlántida, podían deberse a la colonización del planeta tierra por seres de otro mundo, llevando la cuestión del génesis y el eslabón perdido fuera del sistema solar. En este caso, la llegada a la Tierra por la 13ª colonia de la Humanidad hace miles de años, dejaría vestigios de su avanzada tecnología pero olvidando sin aparente explicación su propio origen, y dejando el misterio que hoy en día envuelve a estas leyendas. Los nombres de los personajes coincidentes con los de la mitología griega clásica, los de los sistemas planetarios correspondientes a las constelaciones del zodiaco, o los cascos de pilotos de Viper inspirados en el antiguo Egipto, son algunos de los elementos estéticos utilizados en la serie original.

De esta forma, el resultado, aunque empañado por las iniciales acusaciones de plagio, fue utilizado de forma similar en Stargate (Roland Emmerich, 1994) y en la serie de tv relacionada que ha resultado ser de las más exitosas y duraderas de la pequeña pantalla, y desembocando finalmente en una nueva y formidable serie de Galáctica reimaginada (Ronal D. Moore, 2003) basada en la misma idea, que ha marcado definitivamente lo que parece ser una nueva era dorada de la Ciencia-Ficción con las series de televisión como manifestación principal.

Galáctica reimaginada

Utilizando como base la mayoría de elementos de la serie original, esta ha sido reimaginada introduciendo algunos conceptos fundamentales que la llegan a distanciar (y mejorar) sensiblemente de la original. Una de las principales diferencias respecto a la serie de 1978 es el origen de los enemigos de la humanidad, que son un producto de ella misma debido a las inevitables investigaciones en Inteligencia Artificial y al Complejo de Prometeo, que una vez más hace acto de presencia y por el cual el ser humano tiende irremediablemente a imitarse a si mismo, dándoles a los Cylon consciencia y forma humana.

En este sentido Battlestar Galactica (BSG) recoge el guante tanto en la estética como en el mensaje a obras que podrían considerarse clásicos dentro de este género como Blade Runner (BR) (Ridley Scott, 1982), que han ido configurando a lo largo de los años la concepción de la Ciencia-Ficción que se tiene actualmente. Sin ir más lejos, en este artículo llamado «el lamento del androide» se relata el fragmento de BSG en donde se rinde homenaje a las inmortales palabras de Nexus 6 en sus últimos momentos.

No es solamente BR la única homenajeada en BSG. Otra de las diferencias con la serie original es la causa por la que Galáctica es la única astronave de combate que sobrevive al ataque Cylon: mientras que las defensas de la Tierra totalmente automáticas habían sucumbido ante las artimañas de los androides Cylon, Galáctica, una nave de combate obsoleta y que carecía de estos sistemas es por este motivo la única capaz de enfrentarse a la amenaza y lograr escapar de una muerte segura junto a un puñado de civiles, constituyéndose como la única esperanza de la raza humana. Esta circunstancia podría considerarse un claro homenaje a Dune (Frank Herbert, 1965) y su Yihad Butleriana, al compartir la necesidad de prescindir de los sistemas automáticos dotados de inteligencia artificial, por ser causa de los males de la humanidad.

En una línea similar a lo que supuso Star Trek en los años 60 con el tratamiento encubierto de problemas sociales de envergadura como la Guerra del Vietnam o las discriminaciones sexual o racial, BSG se convierte en algo más que una simple serie de TV al tratar temas como la influencia de la religión en la sociedad y las tensiones que en ella producen su contacto mutuo, el fundamentalismo, o el racismo, temas hasta cierto punto tabú pero que de esta forma es posible acercarse a ellos sin que los prejuicios habituales interfieran en la misma medida.

La metáfora

Aunque tal vez BSG sea una de las mejores series de televisión que se han realizado, para los aficionados a la Ciencia-Ficción adolece de algunos puntos flacos. En primer lugar, aunque la acción se desarrolla en algún lugar del universo muy distante de la Tierra, los escenarios, ropajes, vehículos, armas, etc., son extraordinariamente similares a los que conocemos (de hecho, son los mismos, claro), y por otro lado, la aparición de un personaje no explicado con claridad en la trama como es supuestamente Dios, hace que una parte de esta serie se aleje de lo que una obra de Ciencia-Ficción ha de ser según los parámetros que se han ido definiendo en este blog.

Sin embargo, es posible solventar este inconveniente si se considera a BSG como un relato en sentido metafórico. Por ejemplo, la coincidencia en algunos de los elementos como los edificios de las ciudades, vestimentas o armas de los marines, es una forma de recordar que la civilización humana que aparece en BSG es la misma en el fondo que la nuestra. Seres iguales a nosotros, con nuestros mismos defectos y virtudes, y de nuestra misma especie, pasando por una serie de vicisitudes y reaccionando de la misma forma que lo haríamos si estuviéramos en esa situación. Somos nosotros mismos pasando por unas peripecias que aún no hemos vivido.

El excesivo papel de un desconocido y místico personaje en forma de tremendos deus ex machina en los que se incurre, tiene su justificación si se entienden como una forma de representar las grandes incógnitas que se alberga sobre el origen y propósito de nuestra existencia en el universo. En la serie se deja deliberadamente sin explicar que es lo que está detrás de esa apariencia de «plan maestro». ¿Realmente alguien esperaba una explicación a las clásicas respuestas de quienes somos y hacia donde vamos? Esta respuesta no la tiene nadie, y eso es lo que han querido representar en la serie.

En Galáctica, Estrella de Combate, se relata la historia de un reducto de humanos que se ve condenado a sufrir sus propios errores y defectos, una y otra vez. La continua búsqueda de una escurridiza frontera entre el bien y el mal, intentando averiguar donde se encuentra su destino en el cosmos. Pero, ¿acaso no es esta la historia de la humanidad?


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