[Unos padres millonarios no están obligados a apoyar económicamente de por vida a sus hijos, si estos son manirrotos y desagradecidos.
Un hijo denuncia a sus padres, ganadores de 117 millones, para que le paguen de por vida su ritmo de vida.
Un juez de Londres acaba de dictaminar que Dave y Angela Dawes –un modesto matrimonio de Cambridgeshire (Reino Unido) al que el Euromillón hizo inmensamente rico– no tienen por qué seguir dándole dinero a su hijo Michael cada vez que lo pida, porque este y su novio se fundieron en menos de dos años 1,86 millones que habían recibido de regalo, en la confianza de que papá nunca lo dejaría tirado.
La relación paterno-filial ha quedado rota.]
Nota: Mis herederos jamás tendrán mi dinero.
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